La historia del ingenio Concepción parece estar entrando en una nueva etapa. Luego de haber destinado más de 200 millones de dólares en mejoras y modernización desde hace aproximadamente ocho años, el empresario tucumano Emilio Luque estaría próximo a desprenderse de esta importante fábrica azucarera, aunque conservaría bajo su órbita el ingenio Marapa. De acuerdo con diversas voces del sector, la negociación avanza en dirección a un grupo empresarial de origen chileno, que podría asumir el control del complejo ubicado en Banda del Río Salí.
Luque había adquirido tanto Concepción como Marapa en 2017, en un contexto en el que apostaba a robustecer su presencia en la industria del azúcar. Sin embargo, el ciclo transcurrido desde entonces estuvo atravesado por fuertes inversiones, escenarios financieros complicados y la obligación de reorganizar parte del conglomerado económico. En este marco, la posibilidad de vender Concepción aparece como una manera de cerrar una fase especialmente exigente.
Fuentes ligadas al mundo azucarero aseguran que la operación estaría orientada hacia Andina, un conglomerado de capitales chilenos. Delegados de la firma habrían revisado documentación técnica relacionada con el funcionamiento del ingenio y también habrían recorrido diversos sectores clave de la planta. Esta instancia de evaluación previa deja entrever un interés concreto en avanzar con la compra.
Andina es reconocida a nivel regional por ser una de las embotelladoras más importantes de Coca-Cola en América Latina. Opera en países como Argentina, Chile, Brasil y Paraguay, donde produce, embotella y distribuye una amplia gama de bebidas: desde gaseosas hasta jugos y aguas saborizadas.
En el territorio argentino, la empresa cubre 13 provincias, con una red de plantas embotelladoras, centros logísticos y depósitos que abarcan las zonas centro, litoral, Cuyo, sur y Patagonia, lo que la posiciona como una de las compañías de mayor presencia territorial en el rubro.
El ingenio Concepción, que se ubica entre los complejos más relevantes de la industria tucumana, tuvo en su última zafra números significativos: procesó 2.719.008 toneladas de caña en un período operativo de 213 días y cuenta con cerca de 1.200 trabajadores. Su peso como motor económico se extiende a departamentos como Cruz Alta, Leales, Burruyacú y Tafí Viejo, donde constituye un eje central del empleo.
La estructura productiva del ingenio es extensa. Abarca la elaboración de azúcar crudo, la obtención de alcohol, la fabricación de diversos derivados industriales y una línea de alimentos y subproductos destinados a distintos mercados. Entre los aspectos que destacan de la planta figura su destilería, que produce alcoholes industriales y licores combinados, además de promover procesos vinculados a biocombustibles y a productos derivados del carbón vegetal. Esta amplitud convierte a Concepción en una de las industrias sucroenergéticas más diversificadas del país.
Otro elemento clave del complejo es su capacidad para generar bioenergía. A través del uso de biomasa, produce vapor para uso interno y alcohol con fines energéticos e industriales. Además, posee la posibilidad de utilizar Residuo Agrícola de Cosecha (RAC) como alternativa o complemento del bagazo, lo que permite ajustar la producción de vapor de acuerdo con la disponibilidad de materia prima en cada ciclo.
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