La Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) anunció que la próxima semana se publicará la reglamentación que permite a los trabajadores elegir entre obras sociales y prepagas para destinar sus aportes, eliminando restricciones actuales. Entre los cambios clave, se eliminan los requisitos de triangular los aportes con una obra social y permanecer un año en ella antes de cambiar. Tanto el Gobierno como las empresas de medicina privada consideran que este nuevo sistema puede beneficiar a los afiliados al evitar la retención de fondos por parte de las obras sociales sindicales.
El presidente de la Unión Argentina de Salud, Claudio Belocopitt, la recibió la noticia con cautela hasta ver el decreto. Belocopitt cuestionó la necesidad de intermediarios en la administración de fondos y sugirió que el dinero debería ir directamente a las prepagas para reducir costos. Sin embargo, el impacto real de esta medida en el costo de las cuotas aún es incierto, especialmente en un contexto inflacionario donde las prepagas ya han aumentado significativamente. Además, las prepagas ahora estarán obligadas a aportar al Fondo Solidario de Redistribución, lo que podría contrarrestar cualquier reducción de costos.
En cuanto al servicio brindado por cada tarifa diferenciada, aún no está claro cómo se verá afectado. Algunos sindicalistas señalan que el sistema podría volverse más desigual, con trabajadores jóvenes y de altos salarios optando por prepagas, mientras que los de menores ingresos y mayor edad probablemente permanezcan en obras sociales. Sin embargo, Belocopitt argumenta que esta situación no es nueva y existe desde hace 25 años, negando que las obras sociales se desfinancien debido a la competencia con las prepagas.
Esta medida también se enmarca en la puja política entre el presidente Javier Milei y los gremios, que se intensificó después del paro nacional del 24 de enero y la judicialización de la reforma laboral impulsada por el Gobierno a través del mismo DNU.