El proceso de distribución de las tarjetas necesarias para el transporte público sigue siendo un tema de frustración y malestar para muchos usuarios, quienes han expresado su descontento en diversas ocasiones. Durante tres días consecutivos, las quejas en el complejo Belgrano se centraron en varios aspectos: la rapidez con la que se decidieron la entrega de 20.000 tarjetas Independencia, la forma en que se implementó el cambio y la falta de consideración hacia los jubilados. A pesar de las numerosas protestas, el Gobierno confirmó oficialmente que la tarjeta Ciudadana dejará de funcionar en la provincia.
El lanzamiento de la tarjeta Independencia se produjo casi al mismo tiempo que la Municipalidad de San Miguel de Tucumán anunciaba la llegada de la tarjeta SUBE para las líneas urbanas, lo que obligaría a los usuarios a reemplazar las tarjetas Ciudadana y Metropolitana por las nuevas. Esta situación generó confusión y descontento en la población, ya que los ciudadanos no comprendían por qué se producían tantos cambios en un sistema que hasta ese momento estaba funcionando de manera regular.
Lo que más desató el descontento fue la rapidez con la que el Gobierno distribuyó las 20.000 tarjetas Independencia, anunciando su entrega el 25 de abril, lo que causó un gran malestar entre los usuarios, especialmente en el complejo Belgrano, durante los tres días destinados a la entrega. Uno de los usuarios, Juan Manuel Barrera Ponce, expresó que no veía sentido en tener que gastar más dinero en una nueva tarjeta cuando la Ciudadana, que ya había adquirido, funcionaba perfectamente. Según él, los problemas con el transporte no se solucionan con un cambio de tarjeta, sino con la mejora de los servicios y la puntualidad de los colectivos.
Además de la molestia por la necesidad de un nuevo plástico, hubo críticas sobre la desinformación que rodeó el proceso de entrega. Un número considerable de personas que acudieron al complejo Belgrano no estaban informadas de que se asignarían números para poder recibir las tarjetas adicionales. También hubo quienes, a pesar de no haber recibido números, asistieron «por si acaso», esperando que se decidiera otorgar más tarjetas debido a la alta demanda.
Los problemas fueron aún más evidentes para los jubilados, que enfrentaron largas horas de espera. Débora Figueroa, trabajadora social, denunció que a menudo se daba preferencia a «conocidos» en lugar de a los jubilados, a quienes se les negaba el acceso después de haber esperado durante horas. Margarita, una mujer de 87 años, explicó que no pudo recibir su tarjeta el día anterior porque no le habían informado de que debían asignarse números, lo que la dejó sin la posibilidad de obtener la tarjeta.
En otro tono, Víctor Santillán criticó al Gobierno y a la intendenta por lo que consideró una falta de control sobre el sistema de transporte, sugiriendo que el cambio de la tarjeta no resolvería los problemas del servicio. Según él, la gente que ya había cargado saldo en la tarjeta Ciudadana ahora perdería ese dinero, mientras que los empresarios serían los que se beneficiarían con la nueva medida.
Las quejas también incluyeron una crítica generalizada al Gobierno, como lo expresó Verónica, quien frente a las cámaras de LG Play comentó que la situación reflejaba la realidad que enfrentaba la ciudadanía, especialmente ante la dificultad para obtener una tarjeta. Su reflexión apuntaba a la falta de recursos de muchas personas para comprar una nueva tarjeta y a la necesidad de que el Gobierno se centrara en lo básico, como la provisión de estos plásticos esenciales.
Desde el Gobierno, Vicente Nicastro, secretario de Transporte y Seguridad Vial de la Provincia, defendió la decisión y aclaró que la entrega de 3.000 tarjetas adicionales a las personas que ya habían recibido un número había sido anunciada de manera clara. También explicó que, a pesar de que se había intentado organizar la distribución para atender a unas 7.000 personas por día, la rapidez del proceso permitió atender a más personas de lo previsto, lo que llevó a que el cupo se agotara antes de lo estimado. En cuanto a las críticas sobre la falta de previsión y la información insuficiente, Nicastro afirmó que se había comunicado adecuadamente la fecha de finalización de la tarjeta Ciudadana y los plazos para su recarga, aunque reconoció que algunas personas podrían no haber recibido la información a tiempo.
Así, a pesar de los esfuerzos del Gobierno por dar explicaciones, la frustración de los usuarios se mantiene, con una creciente preocupación por la falta de claridad y la desorganización en el proceso de transición hacia el nuevo sistema de tarjetas.
