En la ciudad de San Miguel de Tucumán se ha instalado una fuerte polémica a raíz de la irrupción de grupos de adolescentes que, montados en bicicletas, recorren de manera masiva distintas zonas céntricas. La situación ha derivado en un cruce de posiciones: mientras que gran parte de los vecinos acusa a estos jóvenes de generar riesgos viales y comportarse de manera imprudente, los ciclistas se defienden alegando que lo suyo es una práctica deportiva reconocida en todo el mundo y que no están incurriendo en conductas delictivas.
Los espacios que se han convertido en puntos de encuentro habituales son las plazas Independencia, Urquiza e Irigoyen. Allí suelen concentrarse entre viernes y domingos por la noche, reuniendo a decenas de chicos de entre 13 y 17 años, aunque también se suman algunos mayores de edad. Para los residentes de la zona, la presencia de estos grupos impacta directamente en la seguridad y en el orden del tránsito.
Las quejas de los vecinos no tardan en multiplicarse. María del Carmen Jiménez, por ejemplo, sostuvo con enojo: “Estos chicos andan por la calle molestando a todo el mundo. Circulan en banda gritando y generando temor entre quienes caminan por la vereda”. En la misma línea, Martín Lazarte expresó que “los mayores problemas se registran cuando circulan por calle Laprida, suben y bajan a las veredas sin importarles nada. Lo increíble es que nadie les pone límites”.
Sin embargo, no todas las miradas coinciden con esa postura. Algunas voces desde el ámbito profesional consideran que el fenómeno debe entenderse desde otra perspectiva. El médico Juan Carlos Rivadeneira comparó la actual movida con lo que sucedía años atrás con los jóvenes skaters y sugirió un abordaje alternativo: “Es tan sólo una moda. En vez de buscar encarcelarlos, deberían crear un espacio donde puedan practicar sin molestar a nadie. No todo se resuelve con mano dura”.
Del lado de los propios protagonistas, la defensa también se hace escuchar, sobre todo a través de redes sociales. Desde la cuenta de Instagram @bike_al_cuelgue.tuc, asociada al grupo, explicaron que lo que practican es “Stunt”, una disciplina dedicada a las acrobacias y trucos con bicicletas. En sus publicaciones remarcaron: “Es una pasión, no cometemos ningún delito”. En los comentarios, un joven replicó: “Tanto les va a molestar si no le hacemos nada a nadie, solo estamos disfrutando de lo que más nos gusta hacer”. Otro de los ciclistas enfatizó: “Las calles y plazas son públicas y tenemos derecho a usarlas como cualquiera”.
Desde el ámbito oficial, la Policía reconoció las limitaciones legales que existen para intervenir. El jefe de la fuerza, Joaquín Girbau, fue contundente al señalar: “Mucho no podemos hacer porque no cometen delitos y, además, al ser adolescentes, legalmente no podemos actuar contra ellos”.
No obstante, el funcionario adelantó que se pondrá en marcha un plan de acción. Este consistirá en que los equipos de Distritos Urbanos realicen un relevamiento para identificar a los jóvenes y luego citar a sus padres. Girbau explicó que el objetivo es que las familias estén al tanto de lo que hacen sus hijos en el centro, especialmente durante la noche. Además, agregó: “Este trabajo también servirá para saber si están estudiando y articular medidas interdisciplinarias que brinden tranquilidad a los vecinos”.
De esta manera, el debate sobre la convivencia entre la práctica juvenil del Stunt y la vida cotidiana de los residentes continúa abierto, con posiciones encontradas entre reclamos de seguridad, pedidos de mayor tolerancia y propuestas oficiales que buscan involucrar a las familias para dar una respuesta integral.