Aunque la cantidad de locales comerciales en el centro de San Miguel de Tucumán se ha mantenido relativamente estable en el último año, la actividad económica muestra señales claras de debilitamiento. Según dos recientes estudios elaborados por la Federación Económica de Tucumán (FET), uno de ellos realizado por el Instituto de Informaciones Comerciales (IIC), el consumo continúa en retroceso, el crédito se encuentra paralizado y los niveles de morosidad entre los consumidores aumentan de forma sostenida.
Entre junio de 2024 y junio de 2025, la cantidad de negocios activos en el casco céntrico se mantuvo cercana a los 2.027 locales, a pesar del cierre de 133 establecimientos, lo que representa cerca del 6% del total. No obstante, desde la FET subrayan que estos espacios desocupados suelen ser rápidamente reocupados, debido a la rotación constante de rubros o al traslado de emprendimientos dentro del mismo circuito comercial. En promedio, el informe arrojó que existen 21,2 locales por cuadra, distribuidos a lo largo de 104 calles comerciales de la ciudad capitalina.
Uno de los ejes centrales del análisis estuvo centrado en la actividad crediticia, indicador clave para evaluar el ritmo comercial y la confianza del consumidor. En este sentido, los pedidos de informes crediticios —paso previo habitual a la solicitud de créditos, compras financiadas o líneas de pago en cuotas— no muestran crecimiento desde hace un año. En junio se registró apenas una suba del 3% con respecto a mayo, un movimiento que fue calificado como “mínimo” por los analistas, especialmente considerando que coincidía con el pago del medio aguinaldo, instancia que en otros contextos suele dinamizar el consumo.
Desde el Instituto señalaron que las expectativas de una reactivación impulsada por el aguinaldo no se concretaron. “La previsión era que el cobro del aguinaldo generara un incremento más notorio en las operaciones, pero eso no ocurrió”, explicaron, lo que demuestra que la incertidumbre económica está llevando a los consumidores a actuar con cautela, priorizando la contención del gasto y evitando endeudarse en un contexto que no ofrece garantías de estabilidad.
El aspecto más alarmante de los informes tiene que ver con el crecimiento de la morosidad, es decir, los atrasos en los pagos vinculados a operaciones comerciales. En los últimos doce meses, el índice de morosidad aumentó un 14%, con subas mensuales que oscilan entre uno y dos puntos porcentuales. Esta tendencia revela una pérdida progresiva en la capacidad de pago de los consumidores tucumanos, aun cuando —según aclaran desde la FET— la intención de cumplir con las obligaciones financieras se mantiene.
En respuesta a este panorama, más de 80 empresas y entidades financieras que operan en la provincia han lanzado planes de regularización de deudas, con condiciones flexibles que buscan facilitar el pago y permitir que los clientes morosos se reincorporen al sistema crediticio. Este esfuerzo por parte del sector privado reconoce que el cumplimiento financiero sigue siendo una prioridad para muchas familias.
“La gente valora su reputación crediticia, porque sabe que una mala calificación limita su acceso a cuotas o préstamos. Por eso, incluso con dificultades económicas, existe un fuerte compromiso por parte del consumidor en mantener su historial limpio”, afirmaron desde la entidad empresaria.
En ese marco, también se señaló que hoy el crédito actúa como una herramienta imprescindible para muchas personas, ya no solo para acceder a bienes durables, sino también para afrontar gastos cotidianos. Por esa razón, preservar el acceso al financiamiento se convirtió en un objetivo clave para muchas familias tucumanas, especialmente en un escenario donde el ingreso disponible se ve erosionado por la inflación y la caída del poder adquisitivo.
Los informes, en definitiva, pintan un panorama en el que el aparente equilibrio estructural del comercio capitalino se mantiene a costa de un esfuerzo constante, pero sin señales claras de recuperación. A pesar de que los locales no cierran en masa y se produce una rotación activa de negocios, la demanda continúa en baja, el crédito está congelado y el consumo interno permanece deprimido.
Frente a este diagnóstico, la FET reiteró su reclamo de medidas concretas por parte del Estado, tanto a nivel provincial como nacional. Entre sus principales pedidos figuran políticas que estimulen el consumo, programas de financiamiento accesibles para PYMES, y una reducción de la carga impositiva que actualmente afecta de manera significativa al sector comercial.
“El desafío hoy no es solo mantener los negocios abiertos, sino también sostener el vínculo con un consumidor que, aunque quiere pagar, muchas veces ya no puede”, concluyeron desde la Federación, reflejando la complejidad del momento que atraviesa el entramado comercial de Tucumán.
