En la noche del lunes, una situación de creciente malestar se vivió en el barrio 24 de Septiembre, en la capital tucumana, donde un grupo de padres, madres y niños protagonizó una manifestación en la intersección de las calles Constitución y La Plata. La razón de la protesta fue denunciar públicamente a una vecina del barrio que trabaja como modista, a quien acusan de retener indebidamente trajes y telas pertenecientes a la Academia de Folklore Huella Pampa.
De acuerdo con los testimonios recogidos en el lugar, la modista habría recibido el encargo y pago anticipado de 40 trajes, pero hasta el momento solo ha entregado dos. Esta situación generó indignación entre los familiares de los alumnos de la academia, quienes consideran que se está jugando con el esfuerzo económico de los padres y con las expectativas e ilusiones de los niños que llevan más de un año preparándose para presentaciones que no pueden concretarse por la falta de indumentaria.
Una de las vecinas presentes expresó su frustración señalando que la actitud de la mujer es profundamente irrespetuosa y ofensiva, especialmente porque, según relatan, la modista llegó a burlarse de los presentes diciendo: «¡Les voy a entregar cuando a mí se me dé la gana!». Estas palabras fueron interpretadas como una provocación que intensificó aún más la bronca entre los manifestantes.
En medio de la protesta, que incluyó la encendida de una fogata simbólica que luego fue apagada rápidamente, se denunció que la modista habría llamado a la Policía. Al lugar acudieron efectivos armados, lo que generó una situación de tensión adicional. “Dicen que vendrá la Infantería. Nosotros no estamos haciendo desmanes, solo queremos que alguien nos escuche y nos dé respuestas”, expresó con preocupación una de las madres, al destacar el carácter pacífico del reclamo.
Cabe destacar que, según los manifestantes, la profesora de la academia —quien es hermana de una de las madres afectadas— ya habría iniciado una denuncia formal ante la Policía con la esperanza de recuperar al menos las telas, aunque estas se encuentren en mal estado.
El conflicto ha provocado un creciente malestar en la comunidad, que reclama una intervención urgente por parte de las autoridades. Los vecinos insisten en que no buscan enfrentamientos, sino justicia frente a una situación que consideran abusiva y que afecta directamente a los niños y jóvenes del barrio, quienes han quedado sin la posibilidad de participar en sus actividades culturales por causas ajenas a su voluntad.
