El Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) ha vuelto a poner en marcha su Mapa de Arsénico, una plataforma diseñada para monitorear de manera continua la presencia de este contaminante en las aguas subterráneas y superficiales de todo el país. Según la última actualización del relevamiento, Tucumán se ubica nuevamente entre las provincias con niveles de arsénico superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los datos surgen del análisis de más de 350 muestras tomadas en distintas zonas de la provincia, y muestran que en varios puntos los niveles de arsénico exceden los 10 ppb, límite establecido por la OMS. Incluso, en ciertos sectores se registraron concentraciones catalogadas como “rojas”, es decir, por encima de 50 ppb, donde se desaconseja completamente el consumo directo del agua y su uso en la preparación de alimentos.
Los expertos alertan que la ingesta prolongada de arsénico puede derivar en hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), una enfermedad grave que está vinculada con problemas de salud como cáncer de pulmón y de laringe, fibrosis pulmonar y alteraciones cutáneas. Este riesgo, tradicionalmente asociado a algunas zonas de Buenos Aires, ha comenzado a expandirse hacia provincias del norte y centro del país, incluyendo a Tucumán.
El arsénico se encuentra de manera natural en el suelo y en las napas subterráneas, y su concentración varía según la profundidad de los pozos y los métodos de extracción utilizados. En los hogares, la exposición no se limita únicamente al consumo directo de agua: también puede ocurrir al cocinar, preparar infusiones o incluso durante el baño.
Para simplificar la interpretación de los datos, el Mapa de Arsénico del ITBA clasifica los niveles detectados en tres categorías de color: verde, cuando las mediciones son inferiores a 10 ppb; amarillo, para rangos entre 10 y 50 ppb, donde se aconseja precaución; y rojo, cuando superan los 50 ppb, situación en la que el agua no debería consumirse bajo ninguna circunstancia.
El proyecto está encabezado por Jorge Daniel Stripeikis, junto al docente e investigador Jhon Alejandro Ávila, responsable del Laboratorio de Ingeniería Química y Medio Ambiente (LIQMA), quien se encarga de realizar las mediciones y mantener actualizada la plataforma interactiva.
El ITBA también señaló que durante la pandemia disminuyó la llegada de muestras provenientes de diversas provincias, incluida Tucumán. Por ello, lanzó una convocatoria abierta para que vecinos y comunidades que sospechen de la calidad del agua de su zona puedan acercar sus muestras en botellas plásticas para su análisis. Cada aporte ciudadano contribuye a ampliar el mapa, mejorar la precisión territorial y orientar políticas públicas destinadas a mitigar el problema.
En Tucumán, donde muchas familias dependen de pozos domiciliarios o comunitarios, este estudio vuelve a encender las alertas y subraya la importancia de un monitoreo permanente, la participación activa de la comunidad y la implementación de medidas concretas para asegurar el acceso a agua segura.
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