Este jueves se vivieron momentos de gran tensión en la comisaría de El Manantial, cuando un joven de 24 años, detenido por el presunto robo de un celular, decidió treparse a una antena dentro del predio policial y amenazó con arrojarse al vacío. La situación se prolongó por más de cinco horas y fue transmitida en vivo por LG Play, impactando tanto a vecinos como a transeúntes que se congregaron frente a la seccional para presenciar lo que ocurría.
Desde lo alto, el joven clamaba frente a las cámaras: “No quiero robar, quiero trabajar y estar bien”. Mientras tanto, personal especializado en rescates desplegó un operativo cuidadosamente planificado para persuadirlo y evitar un desenlace trágico. Su madre también estuvo presente y dio un desgarrador testimonio sobre la historia de vida de su hijo, revelando que comenzó con problemas de consumo de drogas a los 14 años y que ya había sido internado en varias ocasiones en Córdoba. “Hice todo lo que pude, pero ya no tengo los medios”, expresó entre lágrimas.
Según relató la mujer, esta no era la primera vez que su hijo se trepaba a una antena: ya lo había hecho cerca de su hogar anteriormente y en esa oportunidad descendió por sus propios medios. Además, mencionó que el joven había pasado cinco años detenido por hechos ocurridos durante su adolescencia, y que tras salir había trabajado en Mendoza en la cosecha de duraznos, con planes de reincorporarse al empleo después de las elecciones. “Él necesita un tratamiento y un trabajo que lo mantenga ocupado todo el día. Cuando se aleja de aquí, está bien, pero al volver recaen las adicciones”, agregó, lamentando la falta de asistencia estatal: “Nunca recibimos ayuda. Ojalá pueda acceder a psicólogos y un lugar donde realmente pueda recuperarse”.
Durante el operativo, los rescatistas tuvieron que lidiar con la fragilidad de la estructura de la antena, lo que complicaba acercarse al joven. La situación se desarrolló frente a la plaza principal de El Manantial, donde algunos vecinos observaban la escena y, en ocasiones, proferían gritos agresivos hacia él, por lo que la policía tuvo que intervenir para dispersarlos y evitar que el joven se alterara aún más. Desde lo alto, expresó su desesperación: “Por no tener plata estoy acá. No he robado, no he matado, no he pegado a nadie. Quiero una vida para mí, que mi mamá pueda sentirse orgullosa”.
Finalmente, tras varias horas en la antena, el joven accedió a descender con la ayuda de los especialistas en rescates. Durante el descenso, un vecino se acercó para ofrecerle apoyo y recordarle que podía confiar en quienes lo asistían. Al llegar al suelo, se abrazó con los rescatistas y recibió agua para hidratarse, mostrando todavía signos de emoción y lágrimas tras la intensa experiencia.
Expertos en adicciones destacan que episodios como este reflejan la necesidad de un abordaje integral y profesional. Emilio Mustafá, psicólogo social que trabaja en barrios con alta incidencia de consumo, subrayó: “El consumo problemático de drogas es un flagelo que requiere acompañamiento constante y políticas de contención. Este joven buscó ayuda de manera desesperada y no encontró la respuesta adecuada”.