Durante la tarde del miércoles, un episodio inusual y sin precedentes alteró el ritmo habitual de la agenda oficial en Tucumán: el gobernador Osvaldo Jaldo fue víctima de un robo mientras participaba de un acto institucional en la ciudad de La Cocha. En medio del contacto con la comunidad, una mujer logró sustraerle el teléfono móvil desde el bolsillo del saco, en un descuido que fue aprovechado por la autora del hecho. La escena quedó registrada por cámaras de medios que cubrían la jornada.

El evento tenía como propósito inaugurar una oficina de Atención Primaria Jurídica y contaba con la presencia de autoridades provinciales, referentes políticos locales y numerosos vecinos que se acercaron a saludar y acompañar. En ese contexto distendido, la cercanía entre el mandatario y el público fue clave para que la acusada, ya identificada como L.N.C., pudiera ejecutar el robo sin ser detectada de inmediato.
Mientras Jaldo saludaba y se tomaba fotografías con los presentes, la mujer aprovechó el tumulto para acercarse sigilosamente y meter la mano en uno de los bolsillos del saco del gobernador, extrayendo su celular sin que él lo notara en el momento. Fue recién al regresar a su vehículo oficial que Jaldo se percató de la ausencia del teléfono. Alertado por la situación, su equipo de seguridad y personal policial de la zona comenzaron rápidamente las tareas de búsqueda.
Gracias a las imágenes captadas por la prensa, que documentaron cada instante del acto, se logró identificar a una mujer que aparece, aparentemente, cometiendo el hurto. Con esa prueba en mano, y tras cruzar información con referentes locales, los agentes de seguridad pudieron determinar la identidad y el domicilio de la sospechosa, ubicado en la zona de Los Pizarro, a unos siete kilómetros de La Cocha.
La mujer, al tomar conocimiento de que estaba siendo buscada, se presentó espontáneamente en la comisaría local para «dar explicaciones». Sin embargo, por orden del fiscal de turno, Fabián Assad, fue inmediatamente detenida en el marco de una causa que fue caratulada como hurto. Según confirmaron desde el Ministerio Público Fiscal, el teléfono sustraído fue recuperado y se encuentra bajo resguardo oficial. No trascendió si el dispositivo fue manipulado o si se extrajo información de carácter sensible.
Desde el entorno del gobernador calificaron el hecho como «una maniobra muy ágil de la autora y un exceso de confianza por parte del mandatario», aunque evitaron brindar mayores precisiones respecto del contenido del celular.
La investigación está a cargo de la Brigada de Investigaciones, con el comisario general Miguel Carabajal y el comisario mayor Ángel Álvarez al frente, junto con el personal de la Regional Sur que responde al comisario general Marcos Barros. Las actuaciones judiciales se llevan adelante en el Centro Judicial de Concepción.
En cuanto al gobernador, tras notar la ausencia del aparato, debió gestionar la baja inmediata de la línea telefónica por motivos de seguridad. Una vez que se recuperó el equipo, se realizó el proceso para reactivar el servicio.
Este insólito episodio se suma a la lista de desafíos de seguridad que deben enfrentar las autoridades, incluso en entornos controlados como actos oficiales. A pesar de lo sucedido, desde el Gobierno no emitieron declaraciones formales, más allá de confirmar que el mandatario se encuentra bien y que el dispositivo fue recuperado sin mayores inconvenientes.