Julio Albastray, un hombre que ha trabajado como cuidacoches durante más de 25 años en el parque 9 de Julio, negó rotundamente las acusaciones que lo señalaban por intentar cocinar un ganso proveniente del lago San Miguel. De acuerdo con información difundida por el municipio capitalino, un video registrado días atrás lo mostraba preparando una comida en un espacio público, lo que motivó la intervención de los inspectores municipales.
En una entrevista con el diario La Gaceta, Albastray desmintió las versiones que lo implicaban en el hecho y aseguró que en ningún momento había cocinado un ganso ni cualquier otro tipo de ave del parque. “Lo que estábamos cocinando era un estofado de alitas de pollo con papas, como hacemos siempre. Si miran bien los videos, no se observa ningún ganso ni tampoco hay plumas o rastros que indiquen algo así”, afirmó indignado por lo que considera una acusación injusta.
Julio detalló que cocinar en el parque es una necesidad básica para él, ya que pasa largas horas trabajando en el lugar y no tiene otra alternativa para alimentarse. “Entendemos que no está permitido encender fuego en espacios públicos, pero usamos un pequeño bracero a base de carbón para evitar cualquier tipo de riesgo. No lo hacemos por capricho, sino porque lo poco que ganamos apenas nos alcanza para comprar algo de comida y llevarlo a casa”, explicó con tono resignado.
El cuidacoches relató además que el procedimiento llevado a cabo por los inspectores se realizó de manera brusca y violenta. “Primero me pidieron que apague el fuego, pero luego comenzaron a tirar mis cosas de mala manera. Me golpearon en la cara y en la cabeza, sin darme oportunidad de defenderme”, denunció. Mientras conversaba con el periodista, Albastray mostró los signos visibles de la agresión, como la hinchazón en su rostro.
Asimismo, el trabajador relató que horas después fue arrestado por efectivos de la Policía, quienes lo retuvieron bajo sospecha de haber participado en el presunto incidente del ganso cocinado. “Me llevaron detenido durante varias horas, pero no encontraron ninguna prueba que me incrimine. Jamás se me ocurriría cocinar un animal del parque. Todo lo que comemos lo conseguimos comprando con el dinero que ganamos honradamente”, sostuvo con firmeza.
Albastray, de 56 años, insistió en que siempre ha trabajado de manera pacífica y respetuosa en el parque. Contó que, a lo largo de los años, ha construido una relación de confianza y colaboración con los vecinos, deportistas y dueños de los hoteles de la zona. “Toda la gente que me conoce sabe que siempre estoy en mi lugar haciendo mi trabajo, sin causar problemas ni molestias a nadie”, aseguró.
Para finalizar, pidió a las autoridades que le permitan continuar con su actividad laboral y apeló a la comprensión de quienes tienen poder de decisión. “Lo único que quiero es poder seguir trabajando. Este es el único modo que tengo para ganarme la vida y llevar algo a mi familia. Si alguna autoridad puede ayudarme a resolver esta situación, estaré muy agradecido”, concluyó esperanzado.