La esperanza es una fuerza poderosa, a menudo intangible, pero para Cristian Alberto Monje, un hombre que ha atravesado innumerables pruebas, es lo que lo mantiene en pie. Enfrentándose a enfermedades graves, la separación de su familia y la dolorosa pérdida de su esposa, Cristian sigue luchando con una fortaleza que sirve de ejemplo para todos aquellos que atraviesan momentos difíciles. La historia de Cristian se destacó recientemente durante la décima edición de «Una Navidad Diferente», un evento solidario que ofreció una cena para entre 1.000 y 1.500 personas en situación de calle o vulnerabilidad, donde Cristian tuvo la oportunidad de compartir su experiencia y su lucha por la vida.
Cristian, de 39 años, originario de Río Grande, Tierra del Fuego, era empleado en el transporte de caudales y valores hasta que un accidente laboral le cambió la vida, obligándolo a abandonar su trabajo y a depender de una pensión mínima. En 2017, le diagnosticaron tuberculosis meníngea, ganglionar e intestinal, y los médicos le dieron menos de 48 horas de vida. Sin embargo, su determinación y los tratamientos lo ayudaron a superar la enfermedad. La tragedia no terminó ahí, ya que poco después, su esposa falleció a causa de la leucemia, dejándolo con dos hijos pequeños. Para poder buscar tratamiento médico en Tucumán debido a una osteonecrosis de rodilla, Cristian tuvo que separarse de sus hijos y dejarlos con su madre en Tierra del Fuego.
Al llegar a Tucumán, las dificultades no cesaron. Estando aquí, tuvo que esperar varios días en el hospital sin recibir la atención necesaria. Los médicos le recomendaron usar una silla de ruedas, pero debido a la falta de recursos, Cristian solo puede usar muletas, lo que pone en riesgo su salud. Además, hace una semana, fue víctima de un robo, perdiendo su celular y su billetera, lo que lo dejó incomunicado con su familia y sin dinero para regresar a su hogar.
La situación de Cristian lo ha llevado a vivir en la calle, aunque actualmente se encuentra alojado en el albergue «El Andén», donde pasa la noche, y durante el día se desplaza entre diferentes lugares como el hogar «María Belén», donde puede comer y realizar algunas actividades recreativas. A pesar de la dureza de su vida diaria, donde camina con dificultad y sin descanso, Cristian mantiene su esperanza y su deseo de reunirse con su familia. Su vida cotidiana se convierte en una lucha constante, moviéndose de un lugar a otro mientras se apoya en sus muletas. «Lo único que me calma el dolor es fumar», dice, al mencionar que el cansancio y el dolor físico lo acompañan todo el día.
Cristian asistió a «Una Navidad Diferente» gracias a las personas que conoció en la calle, quienes lo acompañaron durante esta Navidad. Su mayor deseo es poder regresar a su hogar y reunirse con sus hijos, quienes son su mayor fuente de apoyo emocional. En su mensaje a otros que atraviesan momentos difíciles, Cristian hace un llamado a no rendirse: «Nunca se den por vencidos, siempre luchen, porque el día que ya no estén, no podrán pelear más. Den siempre el ejemplo de no drogarse, no tomar alcohol de manera irresponsable. He visto muchas tragedias, muchos accidentes, y la droga solo lleva a la destrucción».
Durante el evento, el Monseñor Carlos Sánchez ofreció una misa en la que pidió por la iluminación, el amor y la paz para todos, especialmente para los más necesitados. Cristian escuchó atentamente, sintiendo que esas palabras eran también un reflejo de su propia vida y su incansable lucha por mantener la esperanza en medio de la adversidad./Fuente:La Gaceta
Foto: Diego Aráoz
