La semana pasada falleció Marcelo Dip, un destacado diseñador de alta costura que fue un referente en el mundo de la moda durante 30 años. Su repentina enfermedad lo llevó a la muerte, dejando un vacío en la vidriera de su atelier en Junín al 600, donde ahora las persianas están cerradas y se respira una profunda tristeza entre quienes valoraban su contribución fundamental a la cultura tucumana.
Mercedes de la Vega, ex modelo, musa y amiga de Dip, lo recuerda como un ícono de la moda, cuyos diseños eran sinónimo de prestigio tanto a nivel provincial como nacional. Según De la Vega, tener una prenda de Dip era un acierto seguro, ya que siempre mantenía un concepto de alta costura impecable, con un sello distintivo y actual en cada creación.
Dip y De la Vega se conocieron en 2015, cuando esta última fue convocada para una producción de temporada. Desde entonces, su amistad fue inseparable, compartiendo largas charlas sobre los inicios de Dip, la herencia de su padre, sus proyectos futuros y los desfiles fabulosos que organizaba en la ciudad. Sin embargo, la muerte de su compañero y mano derecha, Jorge Álvarez, el año pasado, marcó un quiebre en la producción creativa de Dip, quien ya no encontraba la motivación para seguir creando de la misma manera.
Silvina Saleme Posleman, periodista y amiga cercana de Dip desde hace más de 30 años, lo recuerda con admiración y cariño. Para ella, Dip no solo fue reconocido por su talento en la moda, sino que también fue un ejemplo de persona querible y querida. La noticia de su enfermedad y posterior fallecimiento conmovió a muchos, quienes lamentaron profundamente su partida y se solidarizaron con su pérdida. A pesar del triste final, Saleme Posleman destaca que Dip tuvo una vida plena y dejó un legado imborrable en el mundo de la moda.
