Este martes, el Vaticano dio a conocer por primera vez las imágenes del papa Francisco tras su fallecimiento, ocurrido el lunes a la edad de 88 años. Las fotografías, cargadas de simbolismo y solemnidad, muestran un momento clave en el rito vaticano: la bendición final impartida por el cardenal Kevin Farrell al cuerpo del Pontífice durante la ceremonia que certificó oficialmente su deceso. Esta instancia tuvo lugar a las 20 horas en la capilla privada de la Casa Santa Marta, la residencia donde Francisco vivió durante todo su papado y que eligió para permanecer alejado del tradicional Palacio Apostólico.

En el registro visual se observa al papa ataviado con una vestimenta litúrgica de color rojo intenso, distintiva de la solemnidad del momento. Sobre su cabeza porta una mitra blanca y, entrelazado entre sus manos, se halla un rosario negro, símbolo de su fe inquebrantable. Su cuerpo descansa en un ataúd de madera, el cual ha sido revestido con terciopelo carmesí, resaltando la dignidad del último adiós. A su alrededor, se encontraban reunidos algunos de los cardenales presentes en Roma y colaboradores cercanos, quienes lo acompañaron en vida y ahora lo rodean en su descanso final.
Con respecto a los rituales que seguirán, se informó que el féretro será trasladado este miércoles desde la Casa Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro, donde se instalará en capilla ardiente. De este modo, los fieles de todo el mundo tendrán la oportunidad de acercarse para rendir homenaje, rezar y despedirse de quien fue, durante más de una década, la figura espiritual de más de mil millones de católicos.

Además del anuncio de las imágenes, el Vaticano comunicó que la ceremonia oficial del funeral se llevará a cabo el día sábado. Este evento coincidirá con la primera sesión formal de la congregación de cardenales, quienes comenzarán a delinear los pasos necesarios para convocar el cónclave, en el que se elegirá al próximo sucesor de San Pedro.

Se anticipa que la misa fúnebre será un evento de dimensiones colosales. Según medios italianos, podrían asistir hasta 500.000 personas, una cifra que remite a las multitudinarias exequias celebradas en honor a Juan Pablo II en 2005. A esta despedida concurrirán líderes de todo el planeta y representantes de distintas monarquías, en un gesto de respeto hacia una figura que, con su carisma y humildad, supo ganarse un lugar central en la escena internacional.
Ya se han confirmado algunas presencias destacadas: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky; y el jefe de Estado argentino, Javier Milei, quien encabezará la delegación oficial de su país.

En línea con su mensaje de sobriedad y cercanía con los humildes, Francisco dejó en claro su deseo de evitar ostentaciones en sus exequias. Por voluntad expresa del propio Pontífice, su descanso eterno será en la Basílica de Santa María la Mayor, uno de los templos más importantes y queridos para él en Roma. En lugar de un monumento elaborado o una cripta decorada, el Papa solicitó ser sepultado de forma sencilla, con una lápida que solo lleve grabado su nombre en latín: «Franciscus». Esta elección, coherente con su estilo de vida y su visión de Iglesia, representa una última declaración de principios y una muestra más de la humildad que caracterizó su pontificado desde el primer día.
