Durante el feriado de este viernes, un recorrido por las calles de Tucumán permitió observar un problema que genera preocupación tanto entre las autoridades como entre los visitantes de la Casa Histórica: los daños y marcas en la fachada del emblemático edificio, que diariamente recibe turistas y grupos escolares.
El director de la Casa Histórica, José María Posse, señaló que gran parte del deterioro se debe a la falta de respeto de algunas personas, quienes apoyan sus zapatos o zapatillas sobre las paredes del monumento. Según explicó:
“Esto es una cuestión de urbanidad. La mayoría de la gente pide disculpas, pero algunos no responden bien. Lo que no hacen en su propia casa, no deberían hacerlo en la casa de todos”.
Posse enfatizó que incluso personas de buena posición económica, que han tenido la oportunidad de viajar al extranjero, cometen este tipo de faltas.
“Les aseguro que en Europa no hacen esto frente a un monumento. Este realmente es un bien de todos los argentinos. Aquí nació la patria, no un 25 de mayo, sino un 9 de julio, en la sala del Congreso”, recordó, subrayando la relevancia histórica del lugar.
El daño constante a la fachada obliga a un trabajo continuo del personal de la Casa Histórica.
“Todos los lunes tenemos que pintar el frente del edificio. En temporada alta, hemos llegado a repintarlo cada uno o dos días. Es un gasto enorme, aunque contamos con una empresa que dona pintura y materiales”, explicó Posse, destacando el esfuerzo que implica mantener el patrimonio en buen estado.
El problema no se limita únicamente a la fachada principal, sino que también afecta a los bajos relieves de Lola Mora, que representan escenas de la independencia argentina. Según el director:
“Hace cuatro días habíamos pintado esos relieves y ya estaban marcados nuevamente. En cualquier museo del mundo esto no ocurriría, porque la gente está educada para valorar lo que tiene”.
Para Posse, el deterioro del edificio refleja un problema cultural más profundo: la falta de educación cívica y respeto por el patrimonio histórico.
“Debemos enseñar a los chicos que este patrimonio es de todos los tucumanos, los argentinos y, simbólicamente, de los sudamericanos. Es una cuestión de urbanidad y de mínima cultura”, afirmó, resaltando la importancia de la educación como herramienta de preservación.
El director también instó a que los educadores responsables de los grupos escolares tomen un rol más activo, recordando que la Casa Histórica no puede estar vigilando cada acción de los visitantes:
“No podemos actuar como policía detrás de cada cosa. Lo que podemos hacer es educar, hablar con la gente y tratar de cambiar conductas”, concluyó.
Finalmente, Posse hizo un llamado a la conciencia colectiva, enfatizando que el cuidado del patrimonio no es un gasto menor, sino una responsabilidad compartida que refleja la cultura y los valores de toda la sociedad.
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