En Tucumán, se percibe un clima de miedo y silencio entre los colectiveros, según denuncia Daniel López, un conductor de El Córcel que fue despedido por la empresa después de que se difundiera un video en el que narraba una tragedia que logró evitar mientras manejaba el 10 de agosto. López sostiene que su despido tenía como objetivo silenciar a otros trabajadores, afirmando que «me echaron para que nadie hable. Ese es el mensaje que quieren transmitir». Añade que muchos compañeros se le han acercado en su hogar, expresando su preocupación con comentarios como: «Si a vos, con 30 años de servicio, te echaron, ¿qué me van a hacer a mí?».
La situación de López, quien cuenta con 30 años de experiencia y 27 de ellos en El Córcel, ha exacerbado la preocupación en Tucumán. El transporte público atraviesa una crisis: se debate un posible aumento en las tarifas mientras que los incendios de unidades ocurren con frecuencia, al menos una vez por semana.
La indignación se desató cuando se conoció la noticia del despido de López, quien recibió una carta de despido justificado el 16 de agosto sin derecho a indemnización. La empresa alegó que el video difundido por López había causado «difamación a la empresa, daño a los compañeros e infundido temor en los pasajeros». López explicó que el video fue originalmente destinado a sus compañeros, subrayando que su intención era alertar sobre un riesgo inminente. A pesar de que el video se viralizó sin su intención, el chofer se encontró desvinculado y sin indemnización, enfrentando dificultades económicas ya que es el único sustento de su familia, que incluye a su hija y su nieta. López expresó su disposición a volver a hacer lo mismo si fuera necesario, enfatizando que «acá está en riesgo la vida de los pasajeros».
Respecto a la seguridad de las unidades en Tucumán, López cuestiona la eficacia de los controles. Relata que el abogado de El Córcel afirmó que el colectivo que él manejaba el día del incidente era un modelo de 2018 al que se le había reemplazado un brazo recientemente, y que los controles son «periódicos». López desmiente esta afirmación, señalando que si los controles fueran adecuados, el desperfecto que experimentó no habría ocurrido.
López está convencido de que su despido fue un acto de intimidación destinado a silenciar a otros trabajadores. Reflexiona sobre lo que podría haber sucedido si el incidente no hubiera sido evitado, describiendo que «tenía 4 minutos desde Córdoba y Catamarca hasta el Parque Avellaneda. Ese sábado, toda la Mate de Luna del Parque estaba llena con los gazebos de la feria. Era un sábado por la tarde. Iba a ser una tragedia. No lo fue, pero puede pasar cualquier cosa en cualquier momento».