En una zona ubicada a escasas cuadras del corazón de San Miguel de Tucumán, un extenso canal, de aproximadamente dos cuadras de largo, se ha convertido en un verdadero depósito a cielo abierto de desperdicios. El lugar está completamente cubierto de basura, restos de animales muertos, objetos en desuso y residuos de todo tipo, mientras que un olor penetrante y nauseabundo se percibe desde varios metros de distancia. Este foco de contaminación se encuentra en la intersección de Bernabé Aráoz, entre Magallanes y Olleros, y, según denuncian sus habitantes, se trata de un problema que arrastran desde hace más de medio siglo.
Mercedes, una de las vecinas que lleva años viviendo en el barrio, describió la magnitud de la situación en declaraciones al diario La Gaceta: “Esto es un foco infeccioso. Tiraron perros muertos, gatos, colchones, de todo. Hace unos minutos vimos un perrito escarbando entre los desechos, buscando comida”. Con evidente indignación, añadió: “Nos tienen abandonados. No tenemos agua, no tenemos pavimento y encima, esto”.
Otro residente, Rodi, relató su frustración por la falta de respuestas oficiales: “Llamé montones de veces a la municipalidad, a Defensa Civil, a quien pude. Siempre me dijeron que iban a venir, pero nunca hicieron nada”. La situación se agrava con las lluvias, según cuenta Albina, otra habitante del lugar: “Ni siquiera podemos cruzar la calle cuando llueve. Esto se llena y se desborda. Es un desastre”.
Pero el problema no se limita a lo sanitario. El temor por la inseguridad es constante. Vicente, un vecino de 85 años, recordó con impotencia: “Nos robaron el portón de casa completo. Se lo llevaron. Los delincuentes vienen todas las noches. La comisaría está a una cuadra, pero no pasa nada. No hay control”.
El impacto económico también golpea a los residentes. Algunos aseguran que es imposible vender sus viviendas: “La quieren ver y cuando ven el zanjón, se van. No la quieren comprar”, lamentaron. Además, sostienen que la acumulación de basura no siempre es provocada por ellos, sino que personas de otros barrios llegan en carros, camionetas e incluso camiones para arrojar desechos. “Vienen, atracan y tiran todo. Si los querés frenar, te peleás. No podés hacer nada, somos pocos contra muchos”, relataron.
La zona, que según los vecinos debía haber sido urbanizada y convertida en un espacio verde, terminó usurpada y sumida en el abandono. La llegada del verano convierte el lugar en un infierno: el olor se intensifica y la presencia de plagas es incontrolable. “Hay víboras, ratas, cucarachas por todos lados”, aseguraron.
Desde la Municipalidad de San Miguel de Tucumán se han anunciado programas para erradicar basurales, incluyendo la instalación de cámaras de vigilancia, el uso de GPS y hasta inteligencia artificial para monitorear áreas críticas. Según datos oficiales, a comienzos del año se contabilizaban al menos 341 basurales a cielo abierto, de los cuales 218 eran catalogados como “crónicos”. Sin embargo, los vecinos de Bernabé Aráoz entre Magallanes y Olleros insisten en que esas promesas jamás se materializaron en su barrio. “Esto es tierra de nadie. Necesitamos que alguien nos escuche. No queremos vivir así”, concluyeron.
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