La industria textil en Tucumán se encuentra atravesando uno de los momentos más delicados de su historia reciente, marcado por una pronunciada caída en los niveles de producción, la pérdida acelerada de fuentes laborales y una sensación generalizada de incertidumbre que afecta a miles de familias. Esta situación crítica fue expuesta por Miguel Andrada, secretario general de la Asociación Obrera Textil (AOT), quien alertó sobre la gravedad del panorama desde la asunción del actual gobierno nacional encabezado por Javier Milei. Según sus declaraciones, ya se contabilizan alrededor de 350 puestos de trabajo perdidos en las principales empresas textiles que operan en la provincia.
El problema, sostuvo el dirigente, se ha agudizado especialmente durante el primer semestre del año, con un incremento en la cantidad de despidos que alcanza, hasta la fecha, al menos 120 cesantías concentradas en las cuatro fábricas más grandes del sector. Solo en TN Platex, dos de sus plantas —conocidas como Hilado 1 y 2— vieron no renovarse 25 contratos laborales el pasado 12 de julio. Una de estas unidades se encuentra funcionando al 30% de su capacidad habitual, y la otra ha sufrido una paralización de actividades que supera el 70% desde comienzos del mes.
“La industria textil está atravesando un colapso técnico y humano. Hay empresas que prácticamente han detenido su producción, mientras otras apenas logran mantenerse con líneas mínimas de trabajo activo”, explicó Andrada, reflejando el malestar creciente entre los trabajadores. También detalló que Tecotex, otra firma representativa del rubro, ha ejecutado despidos, aunque por ahora continúa operando con normalidad. En el caso de la ex Grafa —actualmente Santista y ubicada en Famaillá— también se registraron suspensiones temporales y una notable reducción de actividad.
Detrás de esta profunda crisis se identifican dos factores clave: por un lado, la fuerte retracción del consumo interno, que ha hecho caer drásticamente la demanda de productos textiles; y por otro, la liberalización de importaciones, que ha provocado una irrupción masiva de mercancía extranjera a precios con los que las industrias locales no pueden competir. “Estamos frente a un mercado invadido por prendas del exterior. Las empresas quieren producir, pero lo que fabrican no se vende. Así no se puede sostener una fábrica”, advirtió el sindicalista.
Los informes relevados por el gremio indican que algunas fábricas experimentan caídas del 40% en las ventas, lo que imposibilita sostener plantillas completas de personal o ritmos estables de producción. El resultado ha sido una serie de recortes laborales, desvinculaciones y no renovación de contratos, que afecta directamente a familias enteras que dependen del trabajo en este sector tradicional de la economía tucumana.
El panorama se agrava aún más por la ausencia de respuestas gubernamentales. Según Andrada, los intentos por establecer canales de diálogo entre empresarios textiles y funcionarios del gobierno provincial no han arrojado medidas concretas hasta el momento. Si bien se lograron acuerdos puntuales con algunos municipios —como la reducción de tasas impositivas municipales, por ejemplo la Tasa de Uso del Espacio Municipal (TEM)— esas medidas fueron evaluadas como insuficientes frente al deterioro generalizado de la actividad.
“La situación ya es desesperante. Desde el sindicato lo único que podemos hacer es gestionar prórrogas para pensiones, acompañar a los despedidos y tratar de preservar los puestos que aún se mantienen. No contamos con otra herramienta a corto plazo”, expresó Andrada, al tiempo que insistió en la urgente necesidad de políticas públicas que fomenten el consumo interno y establezcan mecanismos de protección frente al avance indiscriminado de productos importados.
Este conflicto laboral se inscribe en un contexto más amplio de transformaciones económicas impulsadas desde el Ejecutivo Nacional, que prioriza la apertura de los mercados y la contención del gasto público, lo cual ha generado consecuencias negativas directas en ramas industriales como la textil. La falta de un programa de reactivación productiva específico y la competencia desigual con productos importados se traduce en un deterioro profundo del entramado fabril.
Mientras tanto, desde la AOT continúan monitoreando diariamente la situación en cada planta, con la preocupación puesta en que esta tendencia a la baja se mantenga o incluso se profundice en los próximos meses. La falta de una señal clara de recuperación y la creciente precariedad que enfrentan los trabajadores alimentan el temor de que, si no se adoptan medidas urgentes, la industria textil tucumana podría ingresar en una etapa aún más crítica, con consecuencias devastadoras para la economía local.
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