Para el ciclo lectivo de 2025, la Universidad Tecnológica Nacional-Facultad Regional Tucumán (UTN-FRT) continuará ofreciendo una variedad de carreras cortas, orientadas a la formación rápida para el mercado laboral, junto a las tradicionales ingenierías. Estas tecnicaturas, muy demandadas, son aranceladas, con una matrícula de $75.000, como confirmaron autoridades de la institución.
Una vez abonada la inscripción y cumplidos otros requisitos, los estudiantes deberán pagar una cuota mensual. En 2025, las mensualidades serán de $65.000 para las tecnicaturas y $70.000 para las licenciaturas. A diferencia de estas carreras, las ingenierías, que son carreras más largas, están subvencionadas por el estado y, por lo tanto, no tienen costo para los estudiantes.
La UTN también cobra por otros servicios educativos. En octubre de este año, surgió una controversia cuando se informó sobre el cobro de $40.000 por un curso de ingreso. Sin embargo, la universidad explicó que esta cifra no era un arancel, sino una «contribución para acceder a los materiales y a la plataforma académica».
Este modelo de financiamiento de la UTN ha generado cierta polémica, ya que muchos consideran que la universidad, siendo pública, debería estar completamente financiada por el estado. En una conversación con el diario La Gaceta, el secretario de Carreras Cortas de la UTN, Hugo Bórquez, explicó que las tecnicaturas y licenciaturas de esta facultad se autofinancian, ya que no reciben aportes del estado. Los ingresos obtenidos por las matrículas y cuotas son destinados a cubrir los salarios de los docentes, el mantenimiento de las instalaciones y otros gastos operativos. Bórquez destacó: «Si no colaboramos con la Facultad, los chicos estudiarían a oscuras».
Este modelo autofinanciado comenzó en 2003, como respuesta a la crisis educativa provocada por el desmantelamiento de las escuelas técnicas. Ante la escasez de técnicos capacitados, la UTN asumió el desafío de formar recursos humanos especializados para la industria.
Además de su sede en la capital y en Concepción, la UTN mantiene una estrecha colaboración con varios municipios como Trancas, Famaillá, Simoca, Bella Vista y Banda del Río Salí, donde los gobiernos locales asumen parcialmente o en su totalidad los costos. En Banda del Río Salí, el municipio cubre el 100% de los gastos, mientras que en otras localidades se establecen convenios para que los estudiantes abonen una parte de la cuota. Bórquez señaló: «Estas carreras permiten que lleguemos al interior, donde la universidad antes no tenía presencia».
El modelo de autofinanciación también plantea desafíos en términos de inclusión, ya que los costos elevados limitan el acceso a la educación a sectores más vulnerables. Aunque los municipios ayudan con el pago en el interior, en la casa central los costos recae directamente sobre los estudiantes, lo que genera tensiones. Sin embargo, Bórquez destacó que este sistema también garantiza la continuidad del proyecto.
La UTN tiene planes de expansión, como en Famaillá, donde se proyecta abrir nuevas tecnicaturas en áreas como Programación, Mantenimiento Industrial y Mecatrónica, siempre y cuando se logren acuerdos con las autoridades locales y haya una inscripción suficiente.
A pesar de los retos que enfrenta, como la sustentabilidad y el acceso equitativo, la UTN continúa siendo un referente en la formación técnica en la región, ofreciendo una educación valiosa para quienes buscan ingresar rápidamente al mercado laboral.
