En la localidad de Banda del Río Salí, la tarde del miércoles estuvo marcada por una emotiva manifestación popular en homenaje a Santi Robles, un niño de tan solo 11 años que perdió la vida tras ser embestido por un camión cargado de limones, a escasos metros del ingenio Concepción. La convocatoria, que surgió de manera espontánea por redes sociales y cadenas de WhatsApp, proponía una despedida simbólica y cargada de significado: «Todos los de bici vamos a despedirlo. A él le encantaba andar en bici. Vamos todos a despedirlo haciendo willy», decía uno de los mensajes más compartidos.
La respuesta de la comunidad fue masiva y profundamente conmovedora. Más de dos mil personas, en su mayoría jóvenes y niños, se reunieron en una caravana compuesta por bicicletas y motocicletas. Esta procesión no fue solo un acto de despedida, sino también una forma de canalizar el dolor colectivo que produjo la repentina e injusta partida de Santi. La tragedia ocurrió el día anterior, pasadas las 19 horas, en el pasaje Los Andes, cuando el pequeño fue atropellado, despertando una fuerte conmoción en toda la zona.
Las palabras de quienes participaron del homenaje reflejaron el fuerte impacto emocional que causó el hecho. Entre los mensajes compartidos durante la jornada, uno recordaba con ternura los primeros años del niño: «Descansa, Santi. Hoy te recordamos con Melo cuando fueron compañeritos de jardín. Qué dolor para tus padres. Que Dios te reciba entre sus brazos», decía una vecina visiblemente afectada. Otro testimonio, pronunciado por un padre que también participó de la caravana, expresaba con crudeza el temor y la empatía que recorren a quienes tienen hijos pequeños: «Cómo no sentir dolor si puede ser tu hijo, el mío, cualquiera de los que están ahí. Dios cuida a todos los pequeños que andan en su bici».
