El reciente traslado de reclusos al nuevo penal de Benjamín Paz ha generado diversas reacciones entre los familiares de los detenidos, quienes tienen opiniones mixtas sobre las condiciones que enfrentarán sus seres queridos en el nuevo centro de detención.
Rosario Carmona, madre de un condenado por robo, expresó un sentimiento de alivio al considerar que, aunque los reclusos estarán lejos de sus familiares, las condiciones en el nuevo penal serán mucho mejores que en su actual ubicación. “A donde vayan estarán mejor que en esta pocilga donde no ven la luz del día, duermen en el suelo si es que no hay muchas personas y hacen sus necesidades en los tachos. Por las fotos que vi, en el penal estarán mucho mejor”, dijo Carmona, quien ha sido testigo de las malas condiciones en las que se encuentran los detenidos en las comisarías. Como trabajadora doméstica, explicó que se veía obligada a llevar comida a su hijo, ya que el Servicio Penitenciario no proveía lo suficiente. Además, se mostró esperanzada de que su hijo se aleje de las drogas, un factor que, según ella, contribuyó a su condena, y lamentó no haber podido manejar esa situación antes.
En contraste, Laura Medina, pareja de otro recluso, expresó sus dudas sobre el impacto del traslado. Si bien coincidió en que las condiciones del nuevo penal serán mejores, se mostró preocupada por la distancia y los costos adicionales que ello podría implicar para las visitas. “Es cierto que estarán mejor que ahora, pero también es real que estarán más lejos de sus seres queridos. No sé cómo serán los días de visita, pero no es lo mismo venir en moto o un colectivo con la Ciudadana que viajar hasta el nuevo penal que seguramente será más caro”, comentó. También manifestó incertidumbre sobre si los reclusos podrán mantener contacto con sus familiares a través de celulares, algo que no estaba claro en ese momento.
El Servicio Penitenciario, por su parte, indicó que se han coordinado con la empresa de transporte público para incrementar las frecuencias de los colectivos durante los días de visita, así como para establecer recorridos especiales para los guardiacárceles, evitando que los presos viajen junto a los visitantes. Asimismo, se informó que las visitas se organizarán de manera controlada, asignando días específicos a cada pabellón para evitar la aglomeración de personas.
El proceso de traslado de los reclusos comenzó de inmediato, con más de 150 efectivos policiales que participaron en la primera jornada de movimientos. Se detalló que, en total, más de 700 detenidos de las comisarías provinciales serán trasladados al nuevo penal, lo que contribuirá a liberar más de 1.000 espacios en las dependencias policiales. Además, unas 200 mujeres que ya se encuentran en la cárcel de Delfín Gallo también serán parte del traslado. Este movimiento está siendo acompañado por estrictas medidas de seguridad, con requisas exhaustivas para evitar que los detenidos lleven elementos prohibidos. Durante el trayecto, se realizan recorridos de prevención con la colaboración de diversas regionales policiales.
Este traslado es parte de una estrategia que comenzó en 2015, cuando los fiscales Adriana Giannoni y Diego López Ávila lograron que se dictara un hábeas corpus debido a la sobrepoblación en las comisarías. En ese entonces, el número de detenidos en las dependencias policiales era de unos 500, pero actualmente ese número ha aumentado considerablemente, lo que hace necesario este traslado a instalaciones más adecuadas. Además, las autoridades están avanzando en la construcción de un nuevo centro de detención en Las Talitas, lo que permitirá seguir descongestionando las comisarías provinciales.
