“Vamos a tener que cambiar todos los funcionarios por robots, chicos, vamos a renegar menos”

Durante los últimos días, una escena poco común captó la atención en San Miguel de Tucumán: dos robots recorrieron distintos puntos de la ciudad y, entre sus paradas, visitaron la sede municipal, donde fueron recibidos por la intendenta Rossana Chahla.

El inusual encuentro fue difundido por la propia jefa comunal en sus redes sociales, donde compartió imágenes y videos del momento en que interactuaba con los androides. En el material audiovisual, puede observarse a Chahla guiándolos por los pasillos de la Municipalidad, presentándolos a los empleados y compartiendo con entusiasmo la experiencia. “Está divino”, comentó la intendenta, sonriente, mientras mostraba con orgullo a sus nuevos acompañantes tecnológicos.

Con tono distendido y un toque de humor, Chahla no dudó en bromear sobre la posibilidad de reemplazar a los miembros de su gabinete por estas máquinas inteligentes. “Vamos a tener que cambiar todos los funcionarios por robots, chicos. Vamos a renegar menos”, dijo, entre risas, al iniciar el recorrido.

De los dos dispositivos presentados, uno de ellos tenía una forma humanoide, aunque de baja estatura, y fue bautizado como Amancio. El otro recordaba más a un animal de cuatro patas, con movimientos similares a los de un perro, y recibió el nombre de Chicho. Ambos fueron protagonistas de una jornada que combinó tecnología, curiosidad ciudadana y una dosis de espectáculo.

En una de las escenas más llamativas, Amancio dejó de funcionar repentinamente, como si se hubiera desmayado. Ante esto, la intendenta improvisó una broma sobre la situación: “Se desmayó. Vamos a hacerle reanimación cardiopulmonar”. Más adelante, en uno de los despachos oficiales, la funcionaria incluso simuló que el robot asumía responsabilidades administrativas, al sentarlo frente a un escritorio con una agenda de trabajo. “Acá tenemos la agenda, vamos a tener que hacer esto”, le indicó, entre carcajadas.

La visita concluyó con más humor, cuando Chahla volvió a mencionar el temor que, según ella, manifestaban algunos miembros de su equipo ante una posible “robotización” de sus funciones: “Todos mis funcionarios tienen miedo de que los cambie”.

Más allá de la anécdota en el ámbito institucional, los robots también hicieron una aparición pública en la peatonal Mendoza al 600, donde llamaron la atención de decenas de vecinos. En medio del bullicio habitual de jubilados, estudiantes y vendedores ambulantes, Chicho y Amancio se desplazaron entre la multitud, provocando sorpresa, curiosidad y una lluvia de fotos y videos por parte de los transeúntes.

Especialmente Chicho, el robot cuadrúpedo que imitaba a una mascota, fue foco de atención. Con movimientos fluidos, se detenía, levantaba una de sus patas, y seguía su camino, generando reacciones de asombro, sobre todo entre los más pequeños, que se acercaban para interactuar con él.

Esta demostración fue organizada por Big Dipper, una empresa argentina especializada en la importación y desarrollo de soluciones tecnológicas con origen en China. La firma se dedica a adaptar robots de última generación para distintos usos en entornos urbanos y públicos.

Ambos dispositivos forman parte de una plataforma robótica avanzada, equipada con sensores de profundidad, cámaras en alta definición, sistemas de reconocimiento de personas y capacidades de patrullaje autónomo. Su diseño está orientado tanto al entretenimiento como a aplicaciones en seguridad, monitoreo y tareas asistenciales.

La iniciativa no solo puso en evidencia el creciente interés por la robótica en espacios cotidianos, sino que también abrió un espacio de reflexión sobre el futuro de la tecnología en las ciudades argentinas y su posible impacto en la administración pública y la vida urbana.