Un evento con el lema «Justicia, memoria y reparación. Los derechos humanos son de todos» tuvo lugar el lunes en memoria de las víctimas de grupos armados de los años ’70, como Montoneros y el ERP. Este evento fue liderado por la candidata a vicepresidenta de Javier Milei, la diputada Victoria Villarruel.

Acto en la legislatura de ciudad Buenos Aires » homenaje a victimas del terrorismo» Argentina Arturo Larrabure y Victoria Villarruel Foto Federico López Claro.
Programado para las 17:00 horas en un salón de la Legislatura bajo el nombre de «Homenaje a las víctimas del Terrorismo», comenzó con una demora de una hora en medio de una fuerte tensión en las cercanías del histórico edificio en la calle Perú. Organizaciones de izquierda como el MST y el Partido Obrero, junto con grupos de derechos humanos kirchneristas como la APDH, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, repudiaron el evento y lo calificaron como negacionista. En contraste, el lema de este lunes contrastó con el lema de algunos grupos de víctimas de la dictadura y del kirchnerismo: «Memoria, Verdad y Justicia».
El acto avivó las heridas en ambos lados de una historia inconclusa, la de la violencia guerrillera en los ’70 y la de la dictadura militar entre 1976 y 1983. La Legislatura fue cercada y estaba llena de policías; durante el evento, hubo dos detenidos y la candidata a diputada y exlíder de redes de Milei, Lilia Leomoine, fue agredida y le arrojaron nafta en la cara.
Por otro lado, Villarruel fue recibida como una heroína por parte de la familia militar y jóvenes de Libertad Avanza, quienes la ovacionaron literalmente por liderar durante casi 20 años una suerte de contramemoria. En el escenario, ella desafió a sus críticos afirmando: «¡No les tenemos miedo!».
El evento fue convocado por la legisladora del espacio de Milei, Lucía Montenegro, quien argumentó que durante 40 años las víctimas del terrorismo fueron ignoradas y negadas, sin recibir justicia ni conocer la verdad de lo que sufrieron. Villarruel subrayó que las víctimas del terrorismo fueron borradas de la memoria y mencionó a los muertos en el Atentado a la AMIA en 1994 como víctimas del terror. Además, enfatizaron que el homenaje se centró en las víctimas del terrorismo en democracia, mostrando casos anteriores al golpe de 1976. Villarruel afirmó que hubo más de 17.000 víctimas por diferentes vías.
A su lado, y en orden habian hablado antes, Graciela Saraspe, hija de un hombre que fue asesinado en un bar tucumano, en 1974; Lorenza Ferrari, cuya hija murió por una bomba en 1975. Y Arturo Larrabure, cuyo papá fue el director de la fábrica militar de Córdoba en Villa María. El cuerpo del mayor del Ejército, Argentino del Valle Larrabure, secuestrado en 1974, fue encontrado un año después en una zanja.
Más tarde, Villarruel lanzó críticas contra Estela de Carlotto, a quien calificó como un personaje siniestro y acusó de justificar el terrorismo. Previamente, Carlotto había llamado a la diputada libertaria «mala persona».
El asesinato de Saraspe
Era cantinero del bar del club social de su pueblo, Santa Lucía, y fue asesinado por el ERP el 20 de septiembre de 1975. La explicación de esa organización fue que Saraspe había colaborado con las Fuerzas Armadas un año antes. La historia real es que, durante una incursión del ERP en Santa Lucía, resultaron heridos Ramón Rosa Jiménez y otro terrorista del ERP. Como había una sola ambulancia, llevaron al más grave al hospital. El otro quedó tirado en el piso, entonces, un policía le pidió a Saraspe que lo trasladara hasta la comisaría para que la ambulancia lo buscara de ahí. Saraspe lo cargó en su auto y lo dejó en la comisaría. Poco tiempo después, se presentaron en la casa del cantinero dos hombres buscándolo y la hija de 8 años les respondió que estaba en la cantina. Fueron hasta allí y le dispararon delante de todos.