En Avellaneda hubo clamor. «Cristina Presidenta» le cantaron después de que Cristina Kirchner empezara a hablar del «renunciamiento» o «autoexclusión» para el 2023. «Soy peruca, hablemos clarito, ni renunciamiento ni autoexclusión, hay proscripción», subrayó en el arranque mientras indicaba a los dirigentes que no pidan permiso que salgan a la calle a militar y postularse. Agregó también que «el 9 de marzo van a leer los fundamentos de la proscripción» y, sutil, fue muy dura con el actual Presidente que había firmado una carta con los gobernadores del PJ contra el fallo de la Corte.
«La proscripción es un acto de disciplinamiento al conjunto de la política para que nadie se vuelva a animar a recuperar las AFJP, o YPF o sancionar la Ley de Medios» reiteró en defensa propia y en clara referencia al «miedo» que generó en otros dirigentes su condena en la causa Vialidad. Pareció apuntar a Alberto Fernández -que no iba a acatar el fallo de la Corte y al final ofreció pagar con bonos- al mencionar a «la agrupación amague y recule».
«El miedo no construye nada, pulveriza el poder popular», advirtió y recordó que «la Corte hizo caso omiso a una ley» al referirse al convenio entre Nación y Ciudad que votó el Congreso y que se había firmado durante el gobierno de Mauricio Macri por el cual se establecía un nuevo pacto de transferencia de fondos.