El partido en el que Boca visitaba a Gimnasia La Plata por la fecha 23 de la Liga profesional se suspendió a los nueve minutos del primer tiempo debido a los gases lacrimógenos que comenzaron a meterse al campo de juego. Fue a raíz de los incidentes que ocurrieron en los ingresos al estadio.
Los hinchas comenzaron a meterse dentro del césped como forma de refugioy en medio de la desesperación, muchos nenes se separaron de los papás. Es por ello que la voz del estadio empezó a enumerar los nombres de los chicos para que sus familias puedan ir a buscarlos a la cabina.
“El papá de Thiago, por favor que se haga presente en la cabina. Está sano y salvo”, se escucha en las inmediaciones del estadio Juan Carmelo Zerillo. Muchas personas habían logrado salir de la cancha, pero regresaron en busca de sus familiares que quedaron dentro.
El partido ya había demorado su inicio por el humo proveniente de las bengalas que habían llevado los hinchas del Lobo para recibir a su equipo. Sin embargo, pasados los ocho minutos de juego, otro tipo de humo comenzó a meterse en la cancha: provenía de los gases lacrimógenos lanzados por la policía en los accesos al estadio ante los desmanes que se habían generado.
Ante la molestia que evidenciaron los protagonistas, el árbitro Hernán Mastrángelo decidió parar el encuentro y mandar a todos a los vestuarios. Mientras, desde afuera, se escuchaban las detonaciones.
Luego de varios minutos, y ante la desesperación de los hinchas, las autoridades abrieron los accesos al campo de juego. Hasta allí se trasladaron miles de personas en su intento por escapar de los gases.
Uno de los jugadores de Gimnasia de La Plata, Leonardo Morales, relató los momentos posteriores al caos en que provocó la suspensión del encuentro frente a Boca, cuando pudo ingresar con su familia al vestuario: “Mi hijo de dos años y seis meses no podía respirar”.