“Me peleé con el Papa porque fui al Vaticano y vi los techos de oro. Y después escuché al Papa decir que la Iglesia se preocupaba por los chicos pobres… Pero, ¡vendé el techo, fiera, hacé algo!”.
La historia entre Diego Maradona y el Papa Francisco estuvo marcada por un trayecto que comenzó con tensiones y se transformó en una conexión profunda. Durante años, el origen humilde de Maradona y sus críticas a las autoridades eclesiásticas lo habían alejado de la Iglesia. Sin embargo, el ascenso de Jorge Bergoglio al papado representó un punto de inflexión que lo acercó nuevamente al ámbito religioso. Desde ese momento, el vínculo entre ambos se fue consolidando a través de tres encuentros significativos hasta la muerte del astro del fútbol en 2020.
Uno de los momentos clave de esa relación fue la participación de Maradona en los Partidos por la Paz, eventos impulsados por el Papa Francisco en conjunto con la fundación Scholas Occurrentes. La primera vez que se encontraron fue en 2014, y ese abrazo inicial marcó el inicio de una relación especial. El propio Maradona se mostró entusiasmado con la figura del Papa argentino, y lo expresó con palabras sentidas: “Me da mucho placer que un argentino esté haciendo tan bien las cosas en un lugar tan importante como el Vaticano, después de haber tenido muchos papas que se preocupaban por la política y no por los chicos con hambre. Puedo decir que el primer hincha de Francisco soy yo”. Con esta declaración, dejaba en claro su admiración por la orientación social del Sumo Pontífice. En aquel entonces, también dijo con emoción: “El Santo Padre me trata como a un ser humano”, destacando el trato afectuoso y sincero que recibió.
Después de ese primer acercamiento, Maradona volvió al Vaticano en dos ocasiones más, siendo la última en 2016. En esa visita ocurrió un episodio tenso, que luego tendría un desenlace muy emotivo. Según relató Matías Morla, quien fue abogado y persona cercana al Diez, se había planificado un encuentro en Roma en el contexto de las elecciones de la FIFA. Maradona apoyaba al príncipe jordano Alí bin Al Hussein, y tenían programada una reunión en conjunto con Francisco. Debido al protocolo, el príncipe no podía ir a buscar a Maradona, por lo que ambos salieron al mismo tiempo hacia el Vaticano, cada uno con su respectiva custodia. Sin embargo, al llegar, Alí había entrado apenas cuatro minutos antes, lo que desencadenó un malentendido. “Llegamos al Vaticano y Alí había llegado cuatro minutos antes. Y entró a la audiencia. Fuimos con Diego atrás y la custodia nos dijo: ‘El Papa está ocupado’. ‘Pero la reunión era con nosotros’, le avisamos. ‘No, el Papa está ocupado’, insistió. ‘¿Ah, sí? Chau’, dijo Diego. Y se fue al hotel”, contó Morla sobre aquel frustrado intento de reunión.
Ese desencuentro no quedó allí. Morla continuó su relato explicando cómo se desarrollaron los hechos posteriormente: “La gente del Papa empezó a llamar desesperada por teléfono. Y Diego se trabó, seguía con que no iba. No fue. A las 12 de la noche, el Papa mandó un emisario al hotel, que nos dijo que Francisco estaba muy apenado y que lo esperaba al otro día a la mañana. Porque, en realidad, el Papa no había tenido la culpa, sino la custodia”. El gesto del Pontífice de enviar un representante en medio de la noche fue el primer intento de reparar el malentendido.
Al día siguiente, finalmente, Diego y Francisco se reencontraron en una sala privada del Vaticano. Aquel momento fue particularmente impactante para quienes lo presenciaron. Morla recordó con emoción lo que ocurrió: “Entramos a la sala privada del Papa y le dijo dos cosas que me impactaron muchísimo. ‘Si querés, para pedirte perdón, me puedo arrodillar. Porque entró el argentino más importante al Vaticano’. Francisco es muy humilde. Y futbolero, maradoniano. Esa historia me quedó siempre. Fue fuertísimo”. Este gesto de humildad por parte del Papa conmovió profundamente a Maradona, quien se abrió a una conversación íntima y significativa.
Durante ese encuentro, hablaron no solo de fútbol, sino también de temas existenciales. Una fuente cercana al entorno del futbolista reveló: “Hablaron de fútbol, pero también de otras cosas. Diego contó que le preguntó qué había después de la muerte. Y Francisco le habló de la paz, del descanso eterno. También le pidió una bendición por la unión de su familia y para los hermanos”. Esta charla espiritual reforzó el lazo entre ambos, ya no como ídolo y líder religioso, sino como dos hombres que compartían preocupaciones humanas profundas.
La admiración de Maradona por Francisco fue correspondida, aunque también con matices. En una entrevista concedida a la televisión italiana RAI en 2023, el Papa expresó su visión sobre tres figuras icónicas del fútbol: Pelé, Messi y Maradona. Sobre Pelé, dijo: “De estos tres, el gran señor es Pelé. Un hombre de un corazón y una humanidad tan grande”. En cuanto a Maradona, reconoció su talento inigualable dentro del campo, pero también lamentó su destino personal: “Maradona como jugador fue un grande, pero como hombre fracasó. El pobrecito tropezó con la corte de quienes lo alababan y no le ayudaron”.
Dos años después de la muerte del Diez, en noviembre de 2022, la familia de Maradona viajó a Roma para participar de una nueva edición del Partido por la Paz. Los hijos del exfutbolista —Diego junior, Diego Fernando, Jana, Dalma y Gianinna— se unieron sobre el césped luego del partido, compartiendo escenario con figuras del deporte como Hristo Stoichkov y Ronaldinho. Incluso Benjamín Agüero Maradona, nieto del astro, tuvo su momento en el campo de juego. Las hermanas de Diego —Rita Mabel, Ana, Claudia y Elsa— presenciaron la celebración desde un palco, acompañadas por Lalo Maradona. Durante la jornada, imágenes y hologramas de Diego se proyectaron en las pantallas, y el Papa Francisco participó de forma virtual con un discurso emotivo.
Antes del evento deportivo, los hermanos del Diez fueron recibidos en el Vaticano, acompañados por José María del Corral, presidente de Scholas Occurrentes. Durante la visita, realizaron un recorrido por las instalaciones y contemplaron un video homenaje a Maradona, en el que se mostraba el proceso artístico detrás de un cuadro que el propio Diego había pintado. La obra recreaba su segundo gol a Inglaterra en el Mundial de México 1986, una de las jugadas más recordadas en la historia del fútbol.
En un momento de la visita, Rita preguntó a los anfitriones dónde se encontraba actualmente ese cuadro. La respuesta fue evasiva: “No sé, qué buena pregunta”. Pero la intriga fue resuelta poco después, cuando el Papa hizo su entrada. Fue él quien les reveló la pintura, mantenida en reserva hasta ese instante. Se trataba precisamente de la obra creada y donada por Diego, a la que Francisco se refirió con ternura como “uno de los tesoros más grandes que me regalaron”. En ese emotivo intercambio, también les entregó rosarios bendecidos como obsequio.
Rita tenía preparada una sorpresa final: una fotografía de Diego junto a sus hermanas tomada durante la última Navidad que pasaron juntos antes de su fallecimiento. El Papa la recibió con afecto, la contempló en silencio, la colocó sobre su pecho y la sostuvo por un instante. Aquel gesto, cargado de simbolismo, representó el último abrazo —aunque simbólico— entre Maradona y Francisco, cerrando así un capítulo de encuentros intensos, desencuentros emotivos y una admiración mutua que trascendió fronteras.