La provincia volvió a quedar en el centro de una controversia futbolística. Días atrás, Tucumán Central había acaparado la atención después de consagrarse campeón de la Liga Tucumana frente a Concepción FC. Pero en esta ocasión, el foco se trasladó hacia el “Rojo” de Villa Alem, que quedó envuelto en un escándalo durante su compromiso ante Famaillá, por una nueva fecha del Torneo Regional Amateur.
En diálogo con LV12 Web, el técnico de Famaillá, Ernesto Luna, explicó con firmeza que su equipo no tomó una decisión improvisada ni arbitraria, sino que actuó dentro de lo posible para manifestar su rechazo a la actuación arbitral. Según detalló, antes del gol que desencadenó el conflicto ya se habían acumulado numerosos episodios que generaron malestar. Uno de ellos fue la lesión de un futbolista que permaneció tendido aproximadamente cinco minutos, sin que el árbitro detuviera el juego ni autorizara el ingreso del cuerpo médico para asistirlo.
El entrenador subrayó que, a pesar de la situación, el partido continuó sin interrupciones y Tucumán Central aprovechó ese lapso para generar tres llegadas más. En una jugada de tiro de esquina, añadió, el árbitro nuevamente negó el acceso a los auxiliares. También sostuvo que, en el primer gol rival, se produjo un claro empujón contra Ariel Ríos que no fue sancionado, y que otra acción ofensiva fue anulada por una supuesta salida del balón que —según él— nunca ocurrió. Luna mencionó, además, que el segundo tanto despertó dudas sobre una posible posición adelantada. Todo ese cúmulo de decisiones, afirmó, fue alterando el desarrollo normal del encuentro.
La tensión se trasladó al vestuario: los jugadores de Famaillá estaban desbordados emocionalmente, incluso llorando, y expresaron que no querían continuar jugando. Frente a ese escenario, el plantel resolvió permanecer en el campo de juego pero sin disputar la pelota, en señal de profunda disconformidad. “Seguir participando habría sido avalar lo que estaba pasando”, aseguró Luna, quien recalcó que sus reclamos se dirigieron exclusivamente a la terna arbitral y no contra el club rival. También negó cualquier tipo de agresión proveniente del público local, apuntando que la suspensión del partido se fundamentó en un hecho que —según él— jamás sucedió.
El técnico sostuvo que su institución no debería enfrentar sanciones por lo ocurrido, ya que conversó previamente con el presidente del club y coincidieron en que mientras el equipo se mantuviera dentro de la cancha no habría motivos para penalidades. Aun así, aclaró que resta conocer el informe oficial del árbitro y sus asistentes, a quienes calificó de “personajes”. Luna cerró con un comentario de frustración, asegurando que situaciones como esta incluso afectan las ganas de seguir trabajando con tranquilidad.
