La final de la Copa América en Estados Unidos se vio envuelta en un escándalo monumental que ensombreció el evento justo cuando estaba bajo máxima atención. Aunque Lionel Scaloni había mencionado las preocupaciones sobre los campos de juego para el Mundial 2026 en conferencia de prensa, estos problemas pasaron a segundo plano frente a los graves incidentes en los accesos al Hard Rock Stadium de Miami, involucrando a hinchas argentinos y colombianos.
El caos comenzó temprano con fanáticos, predominantemente colombianos según las imágenes y fuentes oficiales, tratando de ingresar sin entradas y logrando algunos entrar debido a la falta de controles hasta las puertas del estadio. La Conmebol informó que la seguridad local rechazó el anillo de seguridad habitual, exacerbando la situación.
En los accesos, cerca de las tribunas, aquellos con entradas válidas se encontraron con puertas cerradas, una medida para contener el desorden que resultó en empujones, avalanchas, represión y personas desmayadas, incluyendo niños y adultos mayores.
Anteriormente, en la semifinal entre Colombia y Uruguay en Charlotte, incidentes como enfrentamientos en las tribunas ya habían generado advertencias. A pesar de un refuerzo en la seguridad dentro del estadio, claramente no fue suficiente fuera de él.
La tensión fue tal que los jugadores, preocupados por la seguridad de sus familias durante el calentamiento, algunos incluso salieron del vestuario para verificar la situación. El retraso inicial de 30 minutos se prolongó a más de una hora, desnaturalizando por completo el ambiente previo al partido, como reconocieron los propios jugadores.
Este incidente no es el primero en eventos organizados por la Conmebol, recordando la caótica final de la Copa Libertadores 2023 en Río de Janeiro, marcada por violencia en las calles y problemas similares en los accesos.
En última instancia, la policía permitió el acceso libre, resultando en un descontrol total con molinetes saltados, escaleras colapsadas y tribunas superando su capacidad prevista. La mala organización y los problemas de seguridad han eclipsado el buen fútbol de esta Copa América, dejando una imagen negativa que incluye campos de juego en mal estado, críticas a la seguridad y otras irregularidades, todo mientras Estados Unidos enfrenta críticas severas en una prueba crucial de cara al Mundial 2026.