El fútbol argentino atraviesa una profunda tristeza tras conocerse la muerte de Miguel Ángel Russo, histórico entrenador de Boca Juniors, quien falleció este miércoles a los 69 años. El técnico, que en los últimos meses venía enfrentando complicaciones de salud, se encontraba bajo tratamiento domiciliario debido a un marcado deterioro físico que lo había apartado de sus funciones como director técnico del conjunto xeneize.

Russo había logrado superar años atrás un cáncer de próstata, pero su estado volvió a complicarse recientemente. De acuerdo con la información difundida por el Club Atlético Boca Juniors, durante la última semana su cuadro se agravó y los médicos recomendaron que permaneciera bajo observación permanente en su casa, manteniendo un pronóstico reservado.

Los problemas de salud del DT se habían manifestado desde principios de septiembre, cuando fue internado en el Instituto Fleming por una infección urinaria que se combinó con un deterioro general. A esa afección se sumó luego una deshidratación severa, lo que provocó un debilitamiento progresivo. Aunque logró estabilizarse y recibió el alta médica, su recuperación no fue completa. Volvió a dirigir al plantel profesional, pero durante los encuentros del 14 y 21 de septiembre, frente a Rosario Central y Central Córdoba, se lo notó visiblemente agotado. Ante esta situación, decidió delegar las tareas en sus ayudantes y evitar dirigir las prácticas previas y los partidos oficiales.

Por esa razón, el ayudante de campo Claudio Úbeda asumió temporalmente la conducción del equipo desde el banco de suplentes, continuando con esa función en los partidos frente a Defensa y Justicia y Newell’s Old Boys.

Russo en 2007 tras la obtención de la Copa Libertadores con Boca

Finalmente, la noticia del fallecimiento del experimentado entrenador fue confirmada este miércoles, generando una ola de pesar en todo el ámbito futbolístico. Desde Boca Juniors, la institución con la que mantuvo un vínculo histórico, expresaron su pesar a través de un comunicado difundido en redes sociales:

“El Club Atlético Boca Juniors comunica con profunda tristeza el fallecimiento de Miguel Ángel Russo. Miguel deja una huella imborrable en nuestra institución y será siempre un ejemplo de alegría, calidez y esfuerzo. Acompañamos a su familia y a sus seres queridos en este momento de dolor. ¡Hasta siempre, querido Miguel!”.

A su vez, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) también manifestó su pesar mediante las palabras de su presidente, Claudio ‘Chiqui’ Tapia, quien expresó:

“Lamentamos profundamente el fallecimiento de Miguel Ángel Russo y enviamos el más cálido abrazo a familiares y seres queridos”.

La lucha de Russo contra la enfermedad no era nueva. En 2017, mientras dirigía a Millonarios de Colombia, fue diagnosticado con cáncer de próstata. En febrero de 2018, fue sometido a una operación en Bogotá y, pese a las sesiones de quimioterapia, continuó trabajando y condujo a su equipo a la conquista del campeonato local, demostrando una fortaleza y una vocación admirables.

Una carrera marcada por la coherencia y el respeto

Miguel Ángel Russo fue uno de los entrenadores más respetados del fútbol argentino. Su extensa trayectoria lo llevó a dirigir a clubes emblemáticos como Estudiantes de La Plata, San Lorenzo, Racing Club, Vélez Sarsfield, Rosario Central, Lanús y Boca Juniors, entre otros.

Con el conjunto xeneize alcanzó uno de sus máximos logros: la Copa Libertadores 2007, al mando de un equipo brillante liderado por Juan Román Riquelme, quien, ya en su rol de presidente del club, volvió a convocarlo en 2025 para hacerse cargo del plantel profesional. En Vélez, Russo también dejó su sello, al consagrarse campeón del Torneo Clausura 2005, y en Rosario Central logró la Copa Argentina 2018, además de ganarse el cariño eterno de los hinchas por su cercanía y compromiso.

Su carrera incluyó experiencias internacionales en México, España, Perú, Arabia Saudita y Colombia, aunque siempre fue en Argentina donde cosechó el mayor reconocimiento. Sus dirigidos y colegas lo recordaban como un técnico de perfil bajo, trabajador y sereno, que priorizaba el respeto, la disciplina y la solidez táctica por encima del protagonismo personal.

Sus orígenes como futbolista

Antes de convertirse en entrenador, Russo fue futbolista y desarrolló toda su carrera profesional en Estudiantes de La Plata, donde debutó en 1975 y se retiró en 1988. En el mediocampo, se destacó por su orden, temple y capacidad para recuperar y distribuir el balón, siendo una pieza fundamental en el equipo de Carlos Bilardo, que conquistó el Metropolitano 1982 y el Nacional 1983. Con más de 400 partidos oficiales, figura entre los jugadores con mayor cantidad de presencias en la historia del club platense.

Despedidas y homenajes desde todo el fútbol argentino

La noticia de su fallecimiento conmovió profundamente al ambiente deportivo. Desde San Lorenzo de Almagro, institución que dirigió en dos etapas, escribieron en su cuenta de X:

“Dirigió al club en dos oportunidades y es una leyenda del fútbol argentino. Acompañamos a su familia y seres queridos en este momento tan triste. ¡Hasta siempre, Miguelo!”.

Por su parte, Lanús, club donde fue entrenador entre 1989-1994 y 1999-2000, destacó su rol en los ascensos conseguidos en los años 1990 y 1992:

“Protagonista ineludible en nuestro crecimiento deportivo. Condolencias a familiares y seres queridos en este momento de enorme pesar. Miguel, por siempre y para siempre en nuestros corazones”.

Desde Rosario Central, donde conquistó la Copa Argentina, también lo despidieron con emoción:

“Un guerrero de la vida. Un guerrero de Central”.

Mientras que en Estudiantes de La Plata, el club de toda su vida, lo definieron como “hijo pródigo y gloria futbolística de su institución”, y acompañaron a sus familiares en este duro momento.

Finalmente, Vélez Sarsfield expresó su dolor con un mensaje que resumió el respeto que el fútbol argentino le tenía:

“Un caballero, un señor con todas las letras que supo honrar su capacidad como entrenador dos veces al frente de nuestro equipo, donde condujo al Fortín al título del Clausura 2005. Hasta siempre, Miguel”.

La partida de Miguel Ángel Russo deja un vacío inmenso en el fútbol argentino. Fue un maestro dentro y fuera de la cancha, un ejemplo de templanza, trabajo y humanidad, cuyo legado permanecerá en la memoria de los hinchas, los jugadores y los clubes que tuvieron el privilegio de compartir su camino.

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