Lionel Messi, con 38 años y una carrera inigualable con la camiseta de la Selección Argentina, afronta en el Monumental lo que será su última participación en un partido de Eliminatorias sudamericanas en suelo nacional. Este encuentro, frente a Venezuela, quedará grabado en la memoria colectiva como el cierre de un ciclo brillante en el que el rosarino se consolidó como el máximo referente del fútbol argentino.

Su vínculo con la Albiceleste comenzó oficialmente en 2005, en un amistoso contra Hungría. Desde ese entonces, Messi fue escalando hasta transformarse en el jugador con más presencias en la historia del seleccionado, con 193 partidos, y en el goleador absoluto, con 112 tantos, cifra que lo colocó por encima de figuras emblemáticas como Gabriel Batistuta. A lo largo de este extenso recorrido, también acumuló 61 asistencias, estableciendo un récord en ese rubro y dejando en claro que su aporte no se limitó a convertir goles, sino también a generar juego y potenciar a sus compañeros.
La magnitud de su impacto en los torneos internacionales se ve reflejada en títulos históricos alcanzados bajo su capitanía: la Copa América de Brasil 2021, la Finalissima de 2022 frente a Italia en Wembley, el Mundial de Qatar 2022 y la Copa América 2024 disputada en Miami. Cada uno de esos logros consolidó a Messi como un líder que supo transformar los momentos de frustración de la Selección en hitos imborrables.
El Monumental, escenario de su despedida en Eliminatorias, fue testigo privilegiado de gran parte de su trayectoria: allí disputó 24 encuentros y marcó 22 goles. En total, Messi jugó 45 partidos como local, con un balance extraordinario de 35 goles y 20 asistencias, lo que significa que participó directamente en 55 tantos. Estadios de todo el país, desde Buenos Aires hasta San Juan, se rindieron a su talento en innumerables ocasiones.
En el plano internacional, Messi dejó una huella imposible de ignorar. Participó en cinco Copas del Mundo consecutivas (2006, 2010, 2014, 2018 y 2022), y con 26 partidos disputados y más de 2.300 minutos en cancha, se convirtió en el futbolista con más presencias en la historia de los Mundiales, superando marcas de leyendas como Lothar Matthäus y Paolo Maldini. Sus 13 goles lo ubican cuarto en la tabla histórica de anotadores de la competencia, detrás de Miroslav Klose (16), Ronaldo Nazario (15) y Gerd Müller (14). Además, en Qatar 2022 logró un registro único: convirtió en todas las fases del torneo, algo que no sucedía desde Jairzinho en 1970.
En las Eliminatorias sudamericanas, el rosarino también impuso récords. Con 71 partidos disputados y 34 goles, es el máximo anotador histórico de la competencia y está a un paso de superar al ecuatoriano Iván Hurtado en presencias, lo que podría concretarse en los próximos cruces frente a Venezuela y Ecuador.
Pero el legado de Messi no se reduce únicamente a los números. Su rol como capitán fue determinante para sostener la unidad del plantel y transmitir confianza en momentos cruciales. A través de victorias épicas, finales dolorosas y conquistas inolvidables, Messi se convirtió en un símbolo de resiliencia y liderazgo. Su figura trascendió lo futbolístico para convertirse en inspiración tanto para sus compañeros como para millones de jóvenes que lo ven como ejemplo.
Este jueves 4 de septiembre de 2025 será una jornada cargada de emociones: Messi ingresará al Monumental sabiendo que será la última vez que dispute un partido de Eliminatorias en Argentina. El país entero lo recibirá con homenajes, música y ovaciones que buscarán sintetizar dos décadas de entrega y genialidad. Desde aquel debut en 2005 hasta este presente, Messi no solo rompió todos los récords imaginables, sino que construyó una historia que ya forma parte del patrimonio cultural y deportivo de la Argentina.
Su despedida en casa, sin embargo, no significa un final absoluto. Con la Copa del Mundo 2026 en el horizonte y un formato ampliado que podría llevarlo a disputar hasta ocho partidos, Messi todavía tiene la posibilidad de seguir agrandando su leyenda en el escenario más grande de todos. Y aunque las estadísticas lo colocan en la cima, lo que lo hace verdaderamente único es haber transformado la historia de la Selección en una epopeya que será contada por generaciones.