La historia de Ignacio “Nacho” Russo conmovió profundamente al mundo del fútbol argentino. El joven delantero de Tigre decidió enfrentar uno de los desafíos más difíciles de su carrera: disputar el partido frente a Newell’s Old Boys en el estadio Coloso Marcelo Bielsa de Rosario apenas unas horas después del fallecimiento de su padre, el reconocido entrenador Miguel Ángel Russo. Su decisión, nacida del deseo de rendirle homenaje al hombre que lo inspiró en cada paso, transformó el encuentro correspondiente a la fecha 12 del Torneo Clausura en un momento cargado de emoción y respeto.
A pesar del dolor, Ignacio eligió mantenerse en la lista de convocados y saltar al campo, convencido —según declaró luego— de que su padre habría querido verlo jugar. Su gesto fue recibido con admiración tanto por sus compañeros como por los rivales. Antes del inicio del partido, el estadio entero se sumió en un minuto de silencio que se vivió con una intensidad especial. Russo, visiblemente afectado, rompió en llanto en el círculo central mientras recibía aplausos y gestos de consuelo de los jugadores de ambos equipos. Incluso el árbitro Pablo Echavarría se acercó a abrazarlo y ofrecerle palabras de aliento.
Con el corazón a flor de piel, Nacho no tardó en dejar su huella en el partido. A los 22 minutos del primer tiempo, tras una gran jugada de David Romero, el delantero empujó la pelota a la red y abrió el marcador. Apenas anotó, se arrodilló sobre el césped, cubriéndose el rostro entre lágrimas. Sus compañeros lo rodearon para acompañarlo en el festejo, que se convirtió en un abrazo colectivo de contención y homenaje. En un gesto que emocionó a todos, Russo se acercó a una de las cámaras y mostró un tatuaje con una frase significativa: “Todo se cura con amor”. Luego, besó el brazalete negro que llevaba en señal de luto y levantó la vista al cielo, dedicando el gol a su padre.
Aunque Tigre logró ponerse en ventaja con ese tanto, Newell’s empató rápidamente gracias al gol del juvenil Facundo Guch, y el resto del encuentro se desarrolló con paridad y pocas oportunidades claras. A los 77 minutos, Ignacio fue reemplazado por Braian Martínez y recibió una cálida ovación y numerosos abrazos en el banco de suplentes.
El fallecimiento de Miguel Ángel Russo, a los 69 años, generó una profunda manifestación de afecto en todo el país. En la Bombonera, miles de hinchas, dirigentes y jugadores se acercaron para despedir al histórico entrenador. Durante el velorio, Nacho volvió a emocionarse al recibir el cariño del público, que entonó cánticos en memoria de su padre, reflejando la huella imborrable que dejó en el fútbol argentino.
Desde Tigre, la dirigencia había considerado que el delantero no participara del encuentro ante Newell’s, pero fue el propio Ignacio quien insistió en estar presente. Según confesó en una entrevista con Radio La Red de Rosario, su decisión fue una forma de honrar la memoria de Miguel: “Voy a jugar, él hubiese querido eso. Si no juego, se levanta y me caga a puteadas”, expresó entre lágrimas y sonrisas.
En los días previos, el plantel de Tigre realizó un minuto de silencio en el entrenamiento como muestra de respeto. Además, el club publicó un mensaje en sus redes sociales recordando al técnico: “Un símbolo de nuestro fútbol, que deja una huella imborrable en la historia del deporte argentino”. Poco después, la institución acompañó públicamente a su jugador: “El Club Atlético Tigre acompaña con profundo respeto y cariño a Ignacio Russo ante el fallecimiento de su padre, Miguel Ángel Russo. Toda la Familia Matadora está junto a vos en este difícil momento. Q.E.P.D. Miguel Ángel”.
La trayectoria futbolística de Ignacio Russo comenzó en Gimnasia y Esgrima de Rosario, y luego continuó en ADIUR, donde perfeccionó su formación. En 2016 se incorporó a las divisiones juveniles de Rosario Central, club donde su padre dejó un legado imborrable tanto como jugador como entrenador. El 4 de diciembre de 2020 tuvo su debut en Primera División con la camiseta del Canalla frente a Banfield, cumpliendo el sueño que compartía con Miguel.
Más adelante, Nacho buscó continuidad en otros equipos: jugó en Chacarita Juniors durante 2022, donde se destacó en la Primera Nacional; luego pasó a Patronato, con el que disputó la final de la Supercopa Argentina 2022 ante Boca Juniors en Santiago del Estero. En 2024 defendió los colores de Instituto de Córdoba y, finalmente, en 2025 se incorporó a Tigre. Bajo la conducción de Diego Dabove, alternó titularidad y suplencia, pero logró consolidarse como un jugador importante, acumulando nueve goles en 32 encuentros oficiales.
El gol ante Newell’s no solo fue una contribución deportiva: fue un acto de amor, un tributo y una despedida. En una noche marcada por la emoción y el recuerdo, Ignacio Russo demostró que el legado de su padre seguirá vivo, no solo en la historia del fútbol argentino, sino también en el corazón de todos los que presenciaron su valiente homenaje.