El empate entre River Plate y Platense en el estadio Monumental no estuvo exento de controversias, y en particular una decisión arbitral fue el centro de la tormenta. Todo comenzó con una jugada aparentemente intrascendente, que derivó en un error que terminó cambiando el rumbo del encuentro. Cuando el partido se encontraba en una etapa definitoria, el árbitro Yael Falcón Pérez sancionó un lateral a favor de River Plate, a pesar de que, según las imágenes televisivas y la percepción general en la cancha, correspondía que la reposición fuera para Platense.
En concreto, la pelota había sido presionada por el jugador Zapiola y, producto de esa acción, terminó rebotando en el defensor riverplatense Martínez Quarta antes de salir del campo de juego. De acuerdo con el reglamento, ese desvío convertía el lateral en una reposición para el equipo visitante, pero Falcón Pérez no lo interpretó así. Tampoco lo hizo el asistente número uno, Yamil Bonfá, ni el cuarto árbitro Sebastián Martínez, quienes reglamentariamente están habilitados para intervenir en jugadas de ese tipo si consideran que se ha cometido un error.
A partir de esa jugada incorrectamente reiniciada por River, se desencadenó la acción que culminó en un penal a favor del conjunto local, luego de una infracción de Salomón sobre Borja dentro del área. Esta falta sí fue clara y no fue motivo de protesta en sí por parte de Platense. El foco del enojo no estuvo puesto en esa infracción, sino en cómo se originó toda la secuencia: desde una reanudación que, en opinión del cuerpo técnico y los jugadores de Platense, nunca debió haber sido concedida a River.
El remate del juvenil Claudio Echeverri Mastantuono desde los doce pasos puso el empate definitivo en el marcador, pero también desató una furiosa reacción del lado visitante. Al finalizar el encuentro, tanto futbolistas como miembros del cuerpo técnico del equipo de Vicente López rodearon a Falcón Pérez y al resto del equipo arbitral para manifestarles su indignación. Las imágenes de ese momento muestran la intensidad del reclamo y el desconcierto en el banco de Platense por una jugada que consideran determinante.
Más allá de la polémica y el malestar, vale tener en cuenta una instrucción vigente emitida por la Dirección Nacional de Arbitraje: el sistema VAR no está autorizado para revisar cómo se reanuda una jugada, incluso si esta deriva posteriormente en un gol o en un penal. Es decir, errores en la ejecución de un saque lateral, de banda, de esquina o incluso la ubicación incorrecta del balón al reanudar no son objeto de revisión por parte del videoarbitraje. Esta normativa, aunque muchas veces pase desapercibida, fue clave para entender por qué el VAR no intercedió a pesar del impacto que tuvo la decisión arbitral en el desarrollo del partido.
Pero los reclamos de Platense no se limitaron solamente a esa acción. Otro episodio que alimentó el enojo fue una dura infracción cometida por Marcos Acuña, quien ya se encontraba amonestado. Aunque el árbitro sancionó la falta, no consideró necesario mostrar una segunda tarjeta amarilla, algo que desde el banco calamar consideraron como una omisión evidente. Para peor, el VAR tampoco llamó a revisar la jugada, pese a que algunos creyeron que incluso podría haber sido motivo de una expulsión directa por la violencia del planchazo.
En suma, las decisiones arbitrales generaron una creciente sensación de injusticia en el plantel de Platense, que sintió que se le escapó un resultado importante no solo por acciones futbolísticas sino por fallos del equipo arbitral. El enojo acumulado estalló al final del partido, con reclamos que todavía resuenan en el entorno del club.