El próximo domingo a las 19 horas, San Martín de Tucumán se enfrentará a Gimnasia de Mendoza en la semifinal de vuelta del torneo, un partido clave que se jugará en la Ciudadela. Esta semana, se revivió una polémica relacionada con el árbitro Brian Ferreyra, quien había sido acusado previamente de un desempeño cuestionado en un partido entre Gimnasia y Chicago. Además, se destacó la importancia de que los dirigentes del club no dejen ningún aspecto al azar en la preparación para este decisivo encuentro. A tan solo dos días del partido, Ricardo Caruso Lombardi, ex entrenador del Santo, generó una gran controversia al afirmar que se perjudicaría a San Martín «en su propia casa».
Caruso Lombardi alertó sobre la presencia del árbitro Brian Ferreyra y el asistente Juan del Fueyo, sugiriendo que había una reunión secreta entre el presidente del club y dos dirigentes de peso, con el propósito de influir en el resultado en favor de Gimnasia. Estas declaraciones fueron interpretadas como una grave denuncia sobre posibles manipulaciones en el arbitraje, lo que desató la furia de los hinchas de San Martín y de otros equipos, quienes acusaron a Caruso de ser un «vende humo». Muchos de ellos le recordaron varias de sus predicciones fallidas, como la eliminación de Madryn y su pronóstico de que Boca ganaría la Copa Argentina, calificándolo de sensacionalista.
A pesar de la fuerte reacción en su contra, Caruso no se detuvo y respondió a las críticas con un tono desafiante. Algunos hinchas lo instaron a presentar pruebas y dejar de generar polémicas innecesarias a través de las redes sociales, llamándolo «payaso mediático» y cuestionando su capacidad para dirigir en equipos menores.
La controversia se remonta a las predicciones de Caruso Lombardi antes de que Aldosivi se clasificara como finalista, cuando había afirmado que Madryn, Chicago, Aldosivi o San Telmo serían los posibles rivales de San Martín. Con confianza, Caruso declaró que Madryn no perdería contra Colón, y que si Madryn no ganaba, entonces tampoco lo harían San Telmo ni Chicago. En ese contexto, habló de un supuesto «complot» para influir en los resultados a través de los árbitros. Ahora, con su última advertencia sobre el partido de vuelta, se plantea la pregunta: ¿es esta una advertencia real o simplemente más «humo» de su parte?
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