La experiencia de comer fuera de casa en Argentina nunca ha sido tan costosa como en la actualidad, y esta situación se refleja de manera contundente en la crisis que atraviesa el sector gastronómico. Los balances de ventas del rubro muestran un panorama complicado, según el último informe del Indec, que indica que restaurantes y hoteles acumulan 15 meses consecutivos con incrementos de precios que superan ampliamente la inflación general del país.
El economista y director de la consultora Infodash, Néstor Magariños, detalló en un informe reciente que el precio de las comidas fuera del hogar “continúa encareciéndose” y alcanzó un nivel récord histórico en julio de este año. De esta manera, el sector lleva más de un año creciendo por encima del índice inflacionario, reflejando un encarecimiento sostenido y preocupante. Según el propio Indec, mientras que el Índice de Precios al Consumidor acumuló una variación de 17,3% desde diciembre de 2024, la categoría de restaurantes y hoteles ascendió un 25,9% en el mismo período. En términos interanuales, la diferencia se amplifica: la inflación general fue del 36,6%, pero restaurantes y hoteles marcaron un aumento de 54,6%.
El presidente de la Cámara de Restaurantes, Carlos Alberto Yanelli, alertó sobre la profundidad de la crisis: “Está muy difícil, no venimos de un año positivo. El 2024 no fue nada significativo, ya veníamos con una caída y hoy se pronuncia mucho más en el 2025. En números reales, este año es entre un 20 y un 30%, más el acumulado del año pasado”, explicó en diálogo con Radio Mitre. Yanelli señaló que los clientes han reducido sus salidas de “dos o tres veces” por mes a “una o nada”, mientras que los comercios enfrentan aumentos de costos abruptos, pasando de pagar $500.000 a $5.000.000 en servicios.
El dirigente resaltó que el consumo “está planchado”, que “el mercado no existe” y que “todo lo que ingresa en gastronomía es a través de tarjetas”. Además, los consumidores redujeron su gasto en menús para que las comidas “no sean tan onerosas”, y los vinos de alta gama prácticamente no se venden, “contados con el dedo de una mano”, añadió.
La crisis se refleja también en la ola de cierres de locales gastronómicos que se ha intensificado en las últimas semanas. Restaurantes reconocidos como Amador, Franca del chef Julio Báez y Sál, galardonados por la Guía Michelín, anunciaron su cierre, mientras que íconos de la costa, como McBar en San Bernardo, pusieron fin a casi cuatro décadas de actividad, generando impacto entre vecinos y turistas. En La Plata, Olibar cerró sus puertas tras más de cinco años, destacando su valor cultural y social, pero sin poder sostenerse frente a los costos crecientes.
En este contexto, el aumento imparable de los gastos y la reducción del poder adquisitivo de los trabajadores dificultan encontrar una salida positiva para el sector. La gastronomía se perfila como una de las víctimas más visibles del modelo económico implementado por Javier Milei, reflejando la tensión entre precios en alza y consumidores que cada vez pueden gastar menos.