En su publicación más reciente, el Banco Central difundió los resultados del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), donde más de cuarenta especialistas en economía ofrecieron sus previsiones respecto del comportamiento del tipo de cambio oficial hacia finales de este año. Estas proyecciones reflejan una creciente inquietud dentro del ámbito financiero, impulsada principalmente por la falta de definiciones claras sobre el acuerdo que el Gobierno argentino intenta cerrar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como por la continua disminución de las reservas internacionales. A estos factores internos se suma el impacto global provocado por las recientes decisiones arancelarias de la administración de Donald Trump, que han incrementado la incertidumbre internacional.
Según los datos recabados en esta nueva edición del REM, los analistas esperan que el dólar mayorista cierre diciembre con un valor de $1.253. Esta cifra representa un incremento de 78 pesos en comparación con la previsión publicada en el relevamiento anterior, que lo situaba en $1.175. Así, se observa un ajuste al alza de aproximadamente 8 puntos porcentuales.
El pronóstico actual supera incluso el cálculo presentado meses atrás por el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, quien, al defender el proyecto de Presupuesto 2025 en el Congreso Nacional, había estimado que el tipo de cambio oficial se ubicaría en torno a los $1.207 hacia el cierre de 2025.
Además, si se observan las transacciones en curso en el mercado de futuros y opciones del Matba-Rofex, se encuentra que los contratos pactados para diciembre sitúan al dólar en torno a los $1.440, lo que implica una variación que, de cumplirse, daría lugar a una devaluación cercana al 40% para todo el año 2025.
En paralelo, el REM también ofrece estimaciones actualizadas respecto de la inflación. En particular, los expertos señalaron que el nivel de inflación del mes de marzo alcanzó el 2,6%, una cifra levemente superior al 2,2% previsto en el relevamiento anterior.
En términos generales, el contexto macroeconómico argentino atraviesa una etapa compleja, caracterizada por tensiones tanto internas como externas. A nivel internacional, las medidas proteccionistas adoptadas por el gobierno estadounidense afectan las expectativas económicas globales. En el plano local, la falta de avances visibles en las negociaciones con el FMI, la persistente fuga de reservas y un clima político dominado por la cercanía de las elecciones legislativas de medio término contribuyen a un entorno de gran volatilidad.
El relevamiento del Banco Central se llevó a cabo entre el 27 y el 31 de marzo, justo antes de que se conocieran los nuevos aranceles anunciados por Trump. Participaron en la encuesta un total de 39 entidades, entre las cuales se incluyen 27 consultoras y centros de análisis económico, tanto nacionales como internacionales, y 12 instituciones financieras con sede en Argentina.
Esteban Castro, economista y director ejecutivo de Inv.est, expresó al medio iProfesional que uno de los elementos clave que incide en la incertidumbre cambiaria actual es la indefinición en torno al acuerdo con el Fondo. “Uno de los factores centrales es la falta de definiciones concretas respecto al acuerdo con el FMI. El tiempo pasa y las señales que llegan desde el Gobierno son ambiguas: se habla de negociaciones, pero sin avances tangibles. Esto alimenta las dudas sobre el compromiso fiscal, las metas de acumulación de reservas y, sobre todo, sobre cuál será la política cambiaria de cara al segundo semestre”, señaló.
Asimismo, Castro remarcó que el valor del dólar oficial ha venido perdiendo terreno en términos reales desde comienzos del año, y atribuyó esta situación tanto a la política monetaria interna como al fortalecimiento del dólar a nivel internacional: “Desde comienzos de año, el tipo de cambio oficial ha quedado cada vez más atrasado en términos reales”, dijo, y agregó que esta brecha se amplificó debido a “la apreciación y fortalecimiento del dólar a nivel internacional, impulsado por la expectativa de una política más proteccionista y de mayores tarifas por parte de la administración Trump”.
Por esta razón, el economista considera indispensable que cualquier nuevo entendimiento con el Fondo Monetario incluya un ajuste cambiario. “En este contexto, el nuevo acuerdo con el FMI tendría que incluir necesariamente una corrección cambiaria: una devaluación que devuelva competitividad al tipo de cambio oficial y que permita evitar una mayor pérdida de reservas”, advirtió.
Con este telón de fondo, los expertos consultados en el REM coinciden en que las proyecciones cambiarias tienden al alza, como reflejo de un contexto externo desafiante y de tensiones internas aún no resueltas. La mediana de las estimaciones apunta a que en diciembre de este año el dólar mayorista alcance los $1.253, lo que supone un incremento interanual estimado del 22,8%, es decir, una suba de 7,6 puntos porcentuales respecto del relevamiento anterior.
Para abril de 2025, los pronósticos indican que el tipo de cambio nominal promedio se ubicará en $1.080, lo que representa un aumento mensual del 1%, en línea con el ritmo de devaluación que el Banco Central viene sosteniendo desde febrero. Según el informe del BCRA, este ritmo de ajuste cambiario se mantendría durante los próximos meses. En el caso del “Top 10” de los pronosticadores más certeros, el tipo de cambio esperado para abril sería aún más elevado, alcanzando los $1.097.
Sin embargo, muchos analistas coinciden en que el futuro del tipo de cambio dependerá en gran medida de cómo avance el entendimiento con el FMI, si se mantendrán o no las restricciones cambiarias conocidas como “cepo”, del nivel de reservas internacionales y de la evolución del dólar en los mercados globales.
En cuanto a la inflación, aunque el dato de marzo superó levemente las previsiones anteriores, se espera que la tendencia en los próximos meses sea descendente. En efecto, para abril se estima una suba del 2,2% en el índice general de precios, mientras que para mayo y junio se proyectan aumentos de 2% y 1,8%, respectivamente. Esta desaceleración también se aplicaría al componente núcleo del Índice de Precios al Consumidor (IPC), según las expectativas plasmadas en el REM.
En resumen, tanto la cotización del dólar como la inflación siguen estando fuertemente condicionadas por factores políticos y económicos que aún no han sido resueltos, y cuyas definiciones serán determinantes en el rumbo financiero del país para lo que resta del año.
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