El índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM), que evalúa la posición del dólar en relación con otras monedas, indica que el «combustible» de la devaluación aplicada por el gobierno de Javier Milei desde el 13 de diciembre de 2023 se agotará alrededor del 15 de febrero. En ese día, el TCRM alcanzó los 161,4 puntos, en comparación con los 74,5 puntos del día anterior.
Se prevé que una nueva corrección sea inevitable, ya que la devaluación diaria del peso, conocida como crawling peg, ha quedado rezagada con respecto a la inflación. Esto ha llevado a una apreciación acelerada del tipo de cambio, generando dificultades para que las empresas exportadoras liquiden sus dólares.
Antes de la devaluación, el dólar oficial requería una corrección de 25,5 puntos para alcanzar su punto de equilibrio. Sin embargo, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, llevó esa corrección a 61,4 puntos por encima de la marca, resultando en un verdadero overshooting.
A medida que la devaluación se llevaba a cabo, se mantuvieron estables diferentes tipos de cotización del dólar libre, como el Contado con Liquidación (CCL) y el dólar bolsa. La brecha entre el oficial y estas cotizaciones financieras bajó al 20%, pero en las últimas semanas se amplió al 60% debido a la gran caída del TCRM.
Desde la devaluación hasta el 25 de enero, la inflación había erosionado casi 40 puntos de competitividad, y la devaluación en pequeñas dosis no logra mantenerse al ritmo del IPC, perdiendo alrededor de 1 punto por día.
En los últimos 28 días, el dólar CCL aumentó un 36%, la inflación fue del 25%, los dollar linked ganaron un 27%, los bonos CER un 17,5%, los duales un 16,0%, y el plazo fijo pagó una TEM del 9,0%, mientras que el dólar oficial apenas se mantuvo sin cambios.
A pesar de la aparente optimismo del mercado en relación con la desinflación, algunos analistas, como Portfolio Personal Inversiones (PPI), son pesimistas. Consideran que la baja de la tasa de interés del Banco Central no estabiliza y prolonga el período de alta inflación. Además, prevén una fuerte aceleración en la devaluación y la posibilidad de otro salto abrupto si la brecha cambiaria supera el 60%. También anticipan aumentos más agresivos en las tarifas energéticas de lo previsto.
La volatilidad del CCL afecta las estrategias de carry trade, generando una fuerte salida de instrumentos en pesos. Según Juan Pedro Mazza, jefe de estrategia en renta fija de Cohen Argentina, la brecha es del 60% un mes después, y los dólares financieros han recuperado terreno contra la inflación.
Cohen considera que es un buen momento para desarmar posiciones en dólares y rotar hacia instrumentos en pesos, aprovechando tasas en torno al 8% mensual. La estrategia de carry trade, vendiendo dólares para invertir en pesos, se apoya en la expectativa de que la brecha no aumentará lo suficiente para compensar la diferencia de tasas.
Cohen espera un mayor éxito en las licitaciones del Bopreal, el bono para importadores, y destaca que el Gobierno está absorbiendo pesos para mantener el equilibrio fiscal y sanear el balance del Banco Central, evitando la emisión monetaria. Además, el BCRA acumula dólares, manteniendo un fuerte ritmo de compras netas en el MULC desde el 12 de diciembre, lo que ha permitido recomponer reservas.
En conclusión, el Gobierno aún cuenta con herramientas para estabilizar el dólar financiero, incluyendo la posibilidad de aumentar las tasas de política monetaria para hacer más atractivas las posiciones en pesos.
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