En un clima de fuertes críticas por parte del sector agropecuario tras la finalización abrupta del régimen de retenciones cero, el titular de la Agencia de Regulación y Control Agropecuario (ARCA), Juan Pazo, admitió públicamente que recibió numerosos reproches por parte de productores rurales. Con tono irónico, señaló que lo insultaron “en colores” y hasta “en arameo”.
En declaraciones radiales a Mitre, Pazo recordó que él mismo proviene del sector: “Soy productor, tengo chat con cientos de productores y tengo recurrentemente la misma conversación”. Y cuando le preguntaron directamente si estaba siendo insultado, respondió: “En colores te diría, pero creo que hay un… En arameo… Estoy como cuando era chico, con la paz propia de la acción correcta y me siento muy cómodo explicándolo… En el lugar que estoy en el Gobierno y también como productor”.
Más allá de esas anécdotas, el funcionario nacional dedicó parte de la entrevista a desmentir algunas de las acusaciones difundidas por las entidades del agro. Subrayó que “hay una serie de afirmaciones que son falsas” y explicó con cifras cómo evolucionó el mercado de la soja antes y después de las medidas: “La soja se comercializaba el viernes, antes de las medidas, en 298 dólares para los productores. En los últimos tres días se comercializó en un promedio de 350 dólares. Cuando perforó los 340 dólares no hubo más ventas. Ya se les pagó el 15% más a los productores, con lo cual no es que no están recibiendo un beneficio”. Con esta comparación buscó despejar la idea de que “se beneficiaron ocho vivos”.
También intentó relativizar los rumores que circulaban sobre presiones externas, luego de que trascendiera que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, habría reclamado poner fin a la exención impositiva para el agro argentino. Pazo negó que existiera un condicionamiento directo y aseguró: “Claramente no me consta porque se volvió al régimen anterior”.
El funcionario describió la medida como excepcional y de corta duración: “La gran mayoría de los productores nunca vieron retenciones cero en su vida productiva. Esto generó una masiva presentación, se vendieron 1.500 millones de dólares en 3 días, se hizo una inscripción récord porque hubo una ventana de oportunidad en un mercado que tuvo el mejor precio en 25 años”.
Pidió, además, analizar el contexto económico más amplio: “La medida que se tomó fue extraordinaria. Se buscó defender la moneda de los argentinos en un contexto de incertidumbre cambiaria. La lógica es que tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para no tirar por la borda el esfuerzo de todos los argentinos”. Y agregó: “Tenemos que ser claros que también estas medidas sirven para ordenar esta crisis cambiaria o esta incertidumbre cambiaria que repercuten en toda la economía, pero que fundamentalmente repercuten en el campo. Hoy no solamente les pagás más sino que tomaste una medida de baja de impuestos que es absolutamente extraordinaria”.
En tono comparativo, Pazo pidió imaginar qué habría pasado en gobiernos anteriores ante una coyuntura semejante: “Recuerdo muchas, la última en 2018, que se puso cepo y se subió retenciones. Vayamos fuera de las locuras que se hicieron durante el gobierno de Alberto Fernández de poner cupos de exportación para cortes de carne, volúmenes de equilibrio, licencias de importación y exportación. Una serie de medidas que perjudicaban directamente a la producción”.
También rechazó que la medida respondiera a la improvisación o la desesperación: “No fue una medida desesperada sino pensada en el marco de una dificultad exógena generada por una oposición que buscaba generar un desorden y un desequilibrio fiscal impulsando leyes que aumentaban el gasto”. Según explicó, ese panorama de inestabilidad amenazaba con minar la credibilidad del plan económico, por lo que “se tomó una medida extraordinaria porque nosotros tenemos que seguir pensando en todos los argentinos y en el lineamiento de la baja de pobreza”.
Entre los resultados inmediatos, aseguró que la decisión permitió mejorar las condiciones financieras: “Generamos credibilidad, bajó el tipo de cambio, la tasa y el riesgo país. Todo esto lo que genera previsibilidad y lo que necesitamos los productores agropecuarios, ante todo, es previsibilidad”.
Al ser consultado sobre supuestas filtraciones a grandes cerealeras antes de que se levantara la medida, Pazo fue categórico: “Siempre que tomamos una medida de fondo nunca nadie lo sabía”. Descartó que las compañías del sector hubieran tenido información privilegiada y lo repitió varias veces para despejar dudas: “Es muy importante la transparencia en el manejo de la información y siempre que tomamos una medida de fondo, nunca nadie sabía”.
En ese sentido, explicó que las propias exportadoras no cuentan con suficiente volumen de granos para responder a sus compromisos: “Lo que vemos es que las exportadoras no tienen los volúmenes suficientes como para cubrir estos US$7.000 millones. Con lo cual, en el tiempo, para poder cumplir los cupos de las declaraciones juradas a los que se comprometieron van a tener que comprar alrededor de US$4.000 millones en los próximos 90 días a los productores”. Y marcó una diferencia con etapas anteriores: “No es como en otros gobiernos que las llamaban una semana antes, compraban y se stockeaban con los productores para después ganarle el dólar soja 1, soja 2 y soja 3”.
Con este conjunto de argumentos, Pazo buscó transmitir que la medida de retenciones cero fue excepcional, tuvo beneficios inmediatos para los productores, sirvió para reforzar la estabilidad cambiaria y, a diferencia de épocas pasadas, se implementó sin filtraciones ni favoritismos hacia grandes empresas del sector.