A días de conocerse el índice de inflación de abril, todos los indicadores apuntan a que la carne será el rubro que más impulse la suba de precios, con aumentos que rondan el 7% mensual según consultoras privadas. Sin embargo, este incremento contrasta con una caída libre del consumo, ya que los precios se vuelven inalcanzables para gran parte de la población.
En una carnicería de Mendoza, el dueño del local confirmó esta tendencia: «El mercado está muy inestable. Tratamos de no trasladar todos los aumentos al público porque, si no, la gente directamente no compra». Aunque admitió un leve repunte por el fin de semana largo y el Día del Trabajador —donde el asado sigue siendo una tradición—, la realidad es que los clientes optan por cortes más baratos o proteínas alternativas.
«Los cortes sin hueso son los que más se venden, y si llevan hueso, tienen que estar a un precio muy diferencial para que el cliente elija», explicó. El pollo, el cerdo y los embutidos se han convertido en los grandes ganadores de esta crisis, al ser opciones más accesibles.
Los números que ahuyentan al consumidor
Hacer un asado en abril de 2025 se ha vuelto un lujo para muchas familias. Estos son los precios que dispararon el malestar social:
- Vacío: 12.000–12.000–15.000 el kg
- Costilla: 9.000–9.000–11.000 el kg
- Tapa de asado: $13.200 el kg
- Chorizo: $7.615 el kg
- Morcilla: $5.420 el kg
Impacto inflacionario: la carne duplica el promedio general
Según el último informe de la consultora LCG, los alimentos acumularon en abril un 3,4% de inflación, con la carne como principal responsable (6,9% de aumento, el doble que la media). Otros rubros con subas significativas fueron los condimentos (+5,5%), mientras que aceites y verduras lograron leves bajas (–1,6%).
Este dato refuerza la tendencia: aunque la inflación mensual viene desacelerándose (en marzo fue del 3,7%), los productos esenciales como la carne siguen fuera de control, profundizando la crisis alimentaria en los sectores más vulnerables.