En medio de una creciente incertidumbre global, las bolsas del mundo experimentaron un nuevo «lunes negro», con severas caídas en todos los continentes, como resultado de las recientes políticas arancelarias implementadas por el expresidente estadounidense Donald Trump. Estas medidas, que afectaron tanto a aliados como a competidores comerciales, desataron una ola de preocupación en los mercados financieros internacionales, generando desplomes simultáneos en Asia, Europa y en Wall Street. Además, el impacto negativo también alcanzó al mercado de criptomonedas, con retrocesos marcados en Bitcoin y Ethereum.
En lo que respecta a los principales mercados asiáticos, el índice Hang Seng de Hong Kong lideró las pérdidas con una caída del 13,2%, seguido por el Nikkei de Tokio que se desplomó un 7,8%, mientras que la bolsa de Shanghái retrocedió un 7,3% y el Kospi surcoreano bajó un 5,6%. Estos números, aún más pronunciados que los registrados en los días previos, reflejan el alcance de la conmoción generada por las nuevas disposiciones comerciales estadounidenses.
La situación no fue distinta en los principales mercados europeos. El índice DAX de Alemania descendió un 5%, el CAC francés cayó un 5,2% y el FTSE británico cedió un 4,2%. En tanto, el índice paneuropeo Stoxx 50 se desplomó en un 5%, marcando una jornada sumamente negativa para la economía del viejo continente.
En Estados Unidos, Wall Street abrió con una fuerte tendencia bajista. El Dow Jones sufrió un descenso de más de 1.400 puntos, equivalente a una pérdida del 3,7%. Por su parte, el S&P 500 cayó un 4,3% y el Nasdaq 100, centrado en empresas tecnológicas, perdió un 5,4%. Esta reacción fue interpretada por los analistas como una señal del temor creciente a que se avecine una recesión mundial.
Lejos de retroceder en su estrategia, Trump utilizó su plataforma Truth Social para redoblar la apuesta. Desde allí, instó públicamente a la Reserva Federal (FED) a reducir las tasas de interés, al tiempo que lanzó una nueva advertencia contra China: si Pekín no anulaba su reciente incremento arancelario del 34% —impuesto como respuesta a las medidas estadounidenses—, Washington impondría aranceles adicionales del 50% a partir del 9 de abril. Este mensaje evidenció la voluntad de Trump de intensificar la confrontación comercial, incluso a costa de un mayor daño económico global.
El expresidente también dirigió duras críticas al titular de la FED, Jerome Powell, exigiéndole que dejara de «jugar a la política» y considerara seriamente una baja de tasas. Sin embargo, Powell fue contundente al rechazar esa presión, al señalar que las subas arancelarias tendrían un efecto más grave del que se anticipaba. Estas declaraciones fueron realizadas en un acto público en Virginia, a través de una nota formal leída por el propio funcionario.
Las secuelas inmediatas de esta escalada se reflejaron en el comportamiento bursátil de los días previos. El viernes anterior, el índice S&P 500 ya había registrado una caída del 6%, la peor jornada desde el estallido de la pandemia. En tan solo 48 horas, el mismo índice acumuló un derrumbe del 10% desde que Trump anunció la aplicación de aranceles «recíprocos» a sus principales socios comerciales, desatando una respuesta contundente por parte de China.
Este lunes podría sellar una serie de tres días consecutivos con pérdidas superiores al 4% en el S&P 500, un fenómeno que no se repetía desde los años más duros de la Gran Depresión. En paralelo, el índice tecnológico Nasdaq acumula una caída del 22% respecto al pico histórico alcanzado en diciembre de 2024.
El anuncio de Trump tuvo lugar el pasado 2 de abril, fecha que el expresidente denominó simbólicamente como el “Día de la Liberación”. Ese día confirmó la entrada en vigor de un arancel generalizado sobre productos provenientes de 184 países y territorios, entre ellos los estados miembros de la Unión Europea. La medida excluyó temporalmente a Canadá y México, así como a las mercancías que ya estaban en tránsito hacia Estados Unidos antes de la implementación oficial.
De acuerdo a la Casa Blanca, la iniciativa forma parte de una estrategia más amplia para reducir los déficits comerciales de Estados Unidos, atribuidos a prácticas consideradas desleales por parte de otras economías, como la imposición de impuestos al valor agregado excesivamente elevados. Además del arancel general, la administración trumpista anunció incrementos diferenciados: un 20% sobre bienes europeos, 34% para los productos chinos, y un 46% para importaciones provenientes de Vietnam.
El efecto dominó de estas decisiones fue inmediato: los mercados financieros, tanto tradicionales como digitales, sufrieron importantes retrocesos. Bitcoin, la criptomoneda más relevante, cayó por debajo de los 80.000 dólares y se ubicó en torno a los 77.000 dólares según datos de Binance. Ethereum, por su parte, descendió un 15,5%, hasta los 1.511 dólares. La volatilidad aumentó drásticamente, con el índice VIX trepando hasta los 39 puntos, mientras que el «Índice de Miedo y Codicia» del sector cripto cayó a 23, indicando un clima de «miedo extremo».
En conjunto, este complejo panorama refleja no solo la creciente tensión entre Estados Unidos y otras potencias económicas, sino también un malestar profundo en los mercados, que ven con preocupación el posible estallido de una guerra comercial a gran escala.
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