El nivel de endeudamiento de los argentinos con el sistema financiero formal y con prestadores de crédito no bancarios alcanzó cifras preocupantes, superando los $5 millones por persona en promedio, lo que implica un incremento del 75% en apenas un año. Este escenario refleja un aumento sostenido de la presión económica sobre los consumidores y marca un alerta sobre la sostenibilidad de las obligaciones crediticias en el país.
Según el informe semestral del Banco Central de la República Argentina (BCRA) sobre Prestadores No Financieros de Crédito (PNFC), actualizado a julio y difundido por la Agencia Noticias Argentinas, cada cliente adeuda en promedio $5,6 millones, distribuidos entre $4,4 millones en entidades bancarias y $1,2 millones en prestadores no bancarios, como billeteras digitales, cadenas de supermercados y tarjetas de consumo.
La situación se complica al observar la evolución de la morosidad en este segmento. La tasa de atraso en los pagos aumentó un 8,6% en el sector no bancario, más del doble del registro de enero, según detalló el organismo dirigido por Santiago Bausili. En particular, la morosidad en préstamos personales de prestadores no bancarios llega al 20%, mientras que en las billeteras virtuales el impago alcanza el 18%, aunque en compras de electrodomésticos financiadas trepa hasta el 27%. Esta tendencia refleja un deterioro en la calidad crediticia y plantea riesgos sobre posibles aumentos futuros en la cartera impaga.
Otro factor que incrementa la presión sobre los deudores es el alto costo del dinero. La Tasa Nominal Anual (TNA) de los préstamos personales otorgados por entidades no bancarias alcanzó niveles del 129%, generando un costo financiero elevado para los consumidores.
Frente a este contexto, el BCRA ha comenzado a implementar señales de flexibilización monetaria para aliviar la carga del crédito en el sistema tradicional. Este jueves, la autoridad monetaria redujo la tasa de interés de referencia del 22% al 20%, con el objetivo de estimular a los bancos a otorgar préstamos a un costo más accesible y de promover una política monetaria más expansiva que contribuya a aliviar la presión sobre los deudores.
En síntesis, la combinación de altos niveles de endeudamiento, creciente morosidad en prestadores no bancarios y tasas de interés elevadas evidencia un escenario financiero complejo para los argentinos, mientras que las medidas del BCRA buscan suavizar los efectos del costo del crédito y preservar la estabilidad del sistema.
