La producción de limón en Tucumán atraviesa una crisis profunda que pone en peligro su estabilidad. Un claro reflejo de esta situación es la decisión de la empresa citrícola San Miguel, uno de los actores más importantes en la industria local, de reducir sus inversiones en la provincia y redirigir sus recursos hacia mercados internacionales como Uruguay y Sudáfrica. Esta acción es parte de un proceso de desinversión que ha llevado a la firma a destinar más de 100 millones de dólares a esos países, mientras que en Tucumán los fondos asignados se limitan a lo estrictamente necesario para mantener sus campos y planta fabril operativos.
Desde hace varios años, la actividad limonera en la provincia ha sufrido un estancamiento debido a una combinación de factores internos y externos que afectan gravemente la producción. Imágenes satelitales recientes muestran que alrededor de 11.000 hectáreas de cultivos están en riesgo de volverse improductivas, mientras que otras 6.000 hectáreas ya han sido abandonadas. Esta caída en la producción tiene un impacto directo en la economía de Tucumán, especialmente considerando que San Miguel, a pesar de ser un importante comprador de limón de los productores provinciales, paga precios que muchos consideran insuficientes, muy por debajo del costo de producción.
El sector citrícola enfrenta también una competencia creciente en los mercados internacionales. En especial, Sudáfrica ha logrado ganar terreno en algunos de los mercados donde Tucumán históricamente ha sido fuerte. Además, las proyecciones para la exportación de fruta fresca no son alentadoras, con una caída estimada del 25% debido a la sobreproducción en el hemisferio norte, lo que intensifica la competencia global.
A este panorama se le suma una deuda millonaria que San Miguel mantiene con la Estación Agroexperimental Obispo Colombres (EEAOC), la cual asciende a 1.658 millones de pesos. Esta deuda proviene de los fondos destinados por la ley 5020 para la investigación y el desarrollo del sector citrícola, fondos que no han sido pagados en tiempo y forma. La falta de este dinero compromete seriamente la capacidad de la EEAOC para llevar a cabo proyectos de innovación, lo que afecta a toda la cadena de valor del sector y al desarrollo económico de Tucumán en general.
Por otro lado, la producción de limón y sus derivados sigue siendo una oportunidad para el sector. Argentina tiene el potencial de influir en la fijación de precios internacionales en este segmento, pero para ello será crucial mejorar la organización del sector y restaurar los valores industriales que permitan recuperar la competitividad perdida. Sin una respuesta efectiva, la crisis en la citricultura tucumana podría agravar aún más la situación económica de la provincia y perjudicar a miles de familias vinculadas a esta actividad.