El economista Ricardo Arriazu analizó la economía argentina diferenciando claramente lo que sucede antes y después de las elecciones legislativas. Sobre lo que resta de esta semana, afirmó que “no hay dudas” sobre el comportamiento del dólar: “El Gobierno va a hacer lo imposible para que el tipo de cambio no se mueva, porque esa es la clave del programa”.
Según Arriazu, la incertidumbre aparece luego de los comicios, en función del resultado y de la confianza que pueda reconstruir el Gobierno. Señaló que la clave será el número de bancas en el Congreso: “Si consigue el tercio en alguna de las cámaras, que impide juicios políticos o el rechazo de vetos, mantiene el apoyo de Estados Unidos y claramente la economía cambia de la noche a la mañana”. En cambio, alertó que “si no consigue el tercio y pasamos a un Congreso que quiera romper el equilibrio fiscal… dudo que Estados Unidos siga apoyando”.
El economista defendió la intervención oficial para contener la divisa y advirtió sobre la importancia de sostener la confianza: “Ganarla con recursos propios es muy doloroso, pero definitivamente vale la pena. De los últimos 44 años, en 20 tuvimos crecimiento negativo, y cada año fue por una corrida cambiaria”. Subrayó que “si la gente quiere cambiar pesos por dólares es porque no confían en el peso, y siempre la ganaron. Alguna vez hay que ganárselas, para que la gente tenga dudas antes de comenzar una corrida”.
Arriazu sostuvo que “la corrida se puede aguantar con recursos propios”, en referencia a los dólares del Banco Central tras el acuerdo con el FMI, aunque advirtió que “el dólar está como está por el apoyo de Estados Unidos”, describiendo este respaldo como un préstamo “no para gastar, sino puramente para enfrentar problemas de dudas de corto plazo”.
Sobre los riesgos electorales, afirmó: “Esto es muy sencillo. Si las elecciones salen mal, se acaba el apoyo de Estados Unidos y el dólar se va a cualquier nivel. Y si gana, baja, pero ¿a cuánto? ¿$1300? ¿$1350?”. También enfatizó que parte de la volatilidad financiera se explica por la desconfianza histórica hacia Argentina: “Tenemos una de las deudas de mercado más bajas del mundo, pero como somos estafadores seriales, todo el mundo quiere que les mostremos el dinero, cómo les vamos a pagar”.
Respecto al esquema cambiario, Arriazu se declaró “enemigo de la banda cambiaria” y sostuvo que “la economía argentina es bimonetaria y funciona de forma diferente a la de otros países. Los pesos se usan para pagar sueldos, impuestos y pocos gastos menores, y el resto es en dólares. Y si el dólar se mueve, va a todos los diarios e informativos”. Por eso, propuso mantener un tipo de cambio fijo o controlado por el Banco Central, similar al crawling peg vigente hasta abril: “Si se mueve el dólar, al día siguiente todo se mueve. Por eso, mientras el dólar es unidad de cuenta, lo más importante es tenerlo tranquilito. Y por eso el plan tiene que ser consistente. Por eso, lo que hay que eliminar es la madre de todas las batallas, que es el déficit fiscal”.
Criticó además la flexibilización del cepo y el abandono del crawling peg: “Desde ese momento, el BCRA no compró ni un dólar, el riesgo país volvió arriba de 1000 y la actividad económica volvió a caer. Que alguien me explique dónde está la ventaja, porque yo no lo entiendo”. También rechazó la flotación: “Yo soy un exflotador. Lo defendía hasta que vi cómo funciona distinto un país que es bimonetario. Los que quieren flotar, ¿qué dicen si el dólar cae? Eso no vale. Los que dicen que hay que comprar reservas y flotar lo que quieren es una devaluación”.
Finalmente, sobre la competitividad, afirmó que “lo que hay que hacer es pedir la hormona del crecimiento, que es bajar el costo argentino. Si el país quiere ser competitivo, que ataque los problemas donde están. No tratemos de hacer magia, que nunca funcionó”.
