Mientras los mercados financieros atravesaban una jornada de fuerte inestabilidad como consecuencia directa de las políticas arancelarias impulsadas por la administración de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos defendió con firmeza sus decisiones. En su visión, estas medidas comerciales, lejos de perjudicar al país, están generando una entrada sostenida de recursos: «Estados Unidos está recibiendo miles de millones de dólares semanalmente gracias a esta política», expresó con convicción.
En un mensaje dirigido al pueblo estadounidense, Trump adoptó un tono desafiante y apeló al espíritu de resistencia de la ciudadanía, instándola a evitar actitudes derrotistas. “No actúen con debilidad ni con estupidez. Es momento de demostrar coraje, fortaleza y paciencia, porque esa combinación nos llevará a alcanzar la grandeza”, arengó. Según su perspectiva, la nación se encuentra frente a una posibilidad histórica de corregir errores del pasado. “Tenemos hoy la chance de hacer lo que debimos haber hecho hace más de veinte años. No caigan en el pánico ni en la narrativa de los que actúan con cobardía”, remarcó, diferenciándose de sus críticos.
El presidente no ahorró críticas hacia China, país al que señaló como el principal responsable de los desequilibrios comerciales globales. Lo acusó de haber ignorado sus advertencias previas respecto a posibles represalias y de mantener prácticas que considera abusivas. En su visión, el gigante asiático representa el ejemplo más extremo de las políticas desleales que, durante años, perjudicaron los intereses de Estados Unidos.
A través de su red social Truth Social, Trump amplió su análisis económico. Señaló que diversos indicadores muestran una mejora en la situación interna: el petróleo y las tasas de interés han descendido, los alimentos presentan precios más bajos y no se registran señales de inflación. A su entender, esto confirma que el rumbo económico adoptado es el adecuado, especialmente si se considera la recaudación adicional que el país está obteniendo gracias a los aranceles que impuso a otras naciones. “Estamos ganando miles de millones cada semana de parte de países que durante años se aprovecharon de nosotros”, enfatizó.
En ese contexto, volvió a cargar contra China. Afirmó que, a pesar de su advertencia para que no respondiera con medidas similares, Beijing elevó sus aranceles en un 34% y mantiene otras tarifas que considera excesivas y prolongadas en el tiempo. “El mercado chino está colapsando, y aun así siguen adelante con represalias. Ignoran nuestras advertencias y pretenden que no reaccionemos”, señaló con tono crítico.
Trump también dedicó un pasaje de su intervención para cuestionar con dureza a sus antecesores en la Casa Blanca, a quienes responsabilizó por haber permitido que Estados Unidos cayera en una posición de desventaja frente al resto del mundo. “Durante décadas permitieron que nos exprimieran. Eso se acabó. Es hora de que Estados Unidos recupere su lugar y vuelva a ser una gran nación”, concluyó con su ya clásico eslogan.
Por otra parte, el impacto de esta política proteccionista no se limita solo a las tensiones bilaterales con China. El asesor económico presidencial, Kevin Hassett, reveló que tras la aplicación de las nuevas tarifas mínimas del 10% a las importaciones, hubo una reacción internacional significativa. Según detalló en una entrevista con la cadena ABC News, más de medio centenar de países contactaron a la Casa Blanca con la intención de abrir negociaciones que les permitan aliviar o evitar los efectos de estos gravámenes.
Hassett subrayó que el Representante de Comercio de EE.UU. le confirmó que más de 50 gobiernos extranjeros manifestaron formalmente su voluntad de discutir alternativas ante esta nueva configuración comercial. De este modo, la estrategia de presión económica de Trump parece estar redibujando el mapa de alianzas comerciales y generando un aluvión de conversaciones diplomáticas, en busca de acuerdos que mitiguen las consecuencias de los aranceles estadounidenses.