El reciente casamiento entre Marianela Mirra y José Alperovich se transformó en uno de los temas más resonantes de la semana. La pareja decidió oficializar su vínculo el 27 de noviembre, eligiendo como escenario el departamento de Puerto Madero donde el exgobernador cumple prisión domiciliaria debido a la causa por abuso sexual iniciada por su sobrina. A pesar de que ambos habían manejado la relación con notable hermetismo durante meses, un dato inesperado sobre Mirra irrumpió en los medios y generó fuerte repercusión. La información surgió de la mano de Laura Ubfal, quien dijo haber accedido a esos detalles gracias a un allegado de extrema confianza de la pareja.

Mientras todo parecía indicar que la boda sería un evento pequeño, simbólico y casi secreto, una intervención de Mirra alteró esa tranquilidad planificada. Desde hacía semanas circulaban especulaciones sobre un posible embarazo, e incluso algunas versiones hablaban de una inseminación. Ante eso, la ex ganadora de Gran Hermano optó por intervenir directamente y dar su propia versión de los hechos. Según relató Ubfal, Mirra fue categórica: “Marianela afirma que no está embarazada de José y que nunca hubo inseminación”.
No obstante, sus declaraciones públicas no cerraron el tema; al contrario, abrieron un nuevo capítulo. Molesta con la manera en que distintos programas trataban la información, la mediática deslizó que no descarta avanzar legalmente contra Fernanda Iglesias, quien había afirmado que existía una gestación en curso. Aun así, Mirra dejó claro que, de momento, prefería evitar cualquier acción judicial para no arruinar el clima íntimo de la celebración: “Ahora dice que le haría juicio a Fernanda Iglesias… aunque no quiere hacerlo para no opacar este momento tan feliz de su vida”.
En el círculo cercano de la pareja creen que los rumores podrían haber sido intentos de generar tensión en el entorno familiar de Alperovich, aunque Mirra rechaza esa hipótesis y sostiene que sus decisiones están guiadas exclusivamente por sus sentimientos. Ella misma lo expresó con claridad: “Nos casamos por amor… Es una ceremonia con testigos y apenas pediremos un delivery. Solo coronamos 20 años de amor”. También se refirió sin rodeos a su situación económica: “Me caso sin un peso”, dijo, explicando que Alperovich habría repartido sus bienes entre su exesposa Betty, su hermano y sus hijos, algo que ella respalda plenamente.
En un plano más íntimo, Mirra manifestó una postura firme respecto al conflicto judicial que atraviesa su marido. Considera que con el paso del tiempo la situación podría mejorar, y así lo expresó: “Luego de semejante denuncia falsa, queremos creer que pueden venir tiempos mejores”. Además, según contó a una amiga de confianza, su decisión de permanecer junto a él no tiene fisuras: “Lo acompañaré siempre. Es mi decisión. Algo que no vieron nunca, seguro, pero estoy feliz”.
El tema se volvió aún más mediático cuando Gastón Trezeguet, amigo cercano de Mirra, reveló que ella misma le había confirmado entre risas la presunta noticia del embarazo durante una conversación privada. Más tarde, se retractó y aseguró que se precipitó al hacerlo público: “Si me lo cuenta a mí, pensé que se podía decir”, sostuvo, intentando justificar su intervención.
A partir de ese momento se desencadenó una sucesión de rumores cruzados, filtraciones y rectificaciones que dejaron a Mirra en el centro de una polémica que incluso la llevó a tomar distancia de personas de su entorno. A pocas horas del casamiento, la pareja intenta recuperar serenidad. No habrá fiesta ni despliegue ostentoso; tampoco cobertura especial. Solo un enlace que simboliza dos décadas de relación y que se consuma en circunstancias tan peculiares como inesperadas.
