Katia «La Tana» Fenocchio llegó a Gran Hermano con una historia personal cargada de dolor y dificultades. La joven, originaria de La Matanza, había hablado en varias ocasiones de los momentos difíciles que había atravesado a lo largo de su vida. Sin embargo, su encuentro con su padre, Marcelo, durante el segmento «Congelados» del programa, fue un momento profundamente sanador para ella.
En cuanto su papá ingresó a la casa, la emoción de Katia fue inmediata. No pudo evitar llorar al verlo y, entre lágrimas, expresó sus sentimientos. Marcelo, con palabras llenas de cariño y apoyo, le dijo: «Quiero que disfrutes la casa, que estés bien, hay un montón de gente que está bien. Disfrutá, quiero que brilles, no te opaques. Mandale mecha, como decís vos». Además, su padre aprovechó la ocasión para recordarle a Katia cuánto la ama su hija de 15 años, y destacó lo difícil que fue para él mostrarse ante la cámara, pero recalcó que ese gesto representaba el apoyo emocional que ella tanto necesitaba. Sin duda, ese encuentro le dio a Katia la fuerza anímica que estaba buscando.
