La salida de Juliana «Furia» Scaglione de Gran Hermano marca el fin de una era en el programa. Furia, reconocida por ser la participante más polémica y entretenida, se enfrentó a una situación desafiante al ser nominada junto a Martín Ku, uno de los jugadores más fuertes del reality. La rivalidad entre los seguidores de Furia y los de otros participantes se hizo evidente, con muchos uniendo fuerzas para eliminarla.
Considerada la mejor jugadora en la historia de Gran Hermano Argentina desde su inicio en 2001, Furia fue reconocida por su capacidad de generar contenido, su disposición a irritar y desafiar a sus compañeros, y su determinación por ganar. Sin embargo, esta vez no logró mantenerse en el juego, siendo eliminada con el 62,4% de los votos.
La estrategia de Furia y su habilidad para generar conflictos y mantener la atención de la audiencia hicieron que su presencia en la casa fuera única y enriquecedora desde el punto de vista televisivo. Aunque su personalidad intensa y directa pueda no ser fácil de tolerar en un ambiente de convivencia, es parte del desafío que plantea este formato de reality show.
Muchos han cuestionado la ideología, los comentarios y la agresividad de Furia, pero es importante recordar que Gran Hermano no es un concurso de moralidad, sino un juego de estrategia y supervivencia en un entorno aislado. Furia fue fiel a su estrategia y siempre jugo al filo de las reglas del juego.
A pesar de las críticas y la oposición, Furia ha dejado una marca imborrable en Gran Hermano. Su partida representa la pérdida de un personaje televisivo único y, aunque no haya ganado el concurso, su participación ha sido memorable y ha dejado una huella en la historia del programa.