Sofía «Sopa» Buscio asumió un rol clave en la casa de Gran Hermano tras convertirse en la nueva líder de la semana, obteniendo el poder de tomar decisiones trascendentales: enviar directamente a la placa de nominados a dos compañeros y, además, impedir que otros dos participen en las nominaciones. Esta oportunidad marcó un momento importante en el juego y puso a prueba la estrategia de la líder.
Durante la gala en vivo, el conductor Santiago del Moro le explicó con claridad las implicancias de su liderazgo. «Decime alguien que mañana no nomina y ve la gala desde la galería», le solicitó inicialmente. Sin embargo, ante la evidente duda de Sofía, Del Moro optó por detallar el proceso con más precisión: «Dos jugadores no nominan mañana y a dos los fulminás ya para que vayan a placa». Estas palabras marcaron el inicio de decisiones difíciles para Sopa.
Sofía decidió impedir que Ulises Apóstolo y Giuliano Vaschetto participaran en las nominaciones, justificando su elección con argumentos estratégicos. Según explicó, ambos necesitaban más tiempo para mostrar sus verdaderas personalidades al resto de los compañeros y, además, sus votos podrían generar conflictos innecesarios. La decisión fue aceptada con calma por los afectados. «Me lo esperaba», señaló el cordobés Ulises, mientras que Giuliano, oriundo de Santa Fe, expresó respeto por la resolución de la líder.
Posteriormente, llegó el momento más crítico: elegir a los dos jugadores que serían enviados directamente a la placa de nominados mediante la fulminante. Antes de anunciar sus decisiones, Sofía aclaró que no se guiaría por afinidad personal, sino por una estrategia que permitiera equilibrar las dinámicas dentro de la casa. «El motivo es el mismo para ambos. Perdón. Son fuertes para afuera y no voy por mi estrategia, quiero tiempo para conocer bien y dar espacios», argumentó ante sus compañeros.
El primer fulminado fue Renato Rossini. Al anunciar su decisión, Sofía explicó que lo hacía considerando su fortaleza en el juego externo y creyendo que esa nominación no representaría un peligro para él. Renato reaccionó de manera positiva y sorprendente, felicitando a la líder por la claridad de sus palabras y asegurando que se sentía honrado por haber sido elegido.
El turno de Martina Pereyra llegó poco después. Sofía justificó su elección señalando la falta de conexión personal con Martina, admitiendo que no habían compartido muchas conversaciones significativas. La líder explicó que su decisión no era personal, sino una manera de mantener equilibrio y estrategia en el juego.
Con estas decisiones, Sofía marcó un precedente importante en la casa, mostrando que su liderazgo no se limitaría a preferencias personales, sino que buscaría generar impacto estratégico en el desarrollo de la competencia.
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