Una tragedia completamente evitable sacudió este domingo a las Islas Canarias, en España, cuando un enorme golpe de mar provocó un desastre en la Piscina de Isla Cangrejo, ubicada en la zona costera de Los Gigantes, en Tenerife. A pesar de que las autoridades habían dispuesto la prohibición total de acceso por el intenso oleaje, numerosos turistas hicieron caso omiso a las advertencias y decidieron ingresar igual al área, lo que desencadenó un dramático episodio.
El fenómeno marítimo sorprendió a quienes se encontraban en el lugar y terminó ocasionando la muerte de cuatro personas, además de dejar 20 heridos que debieron ser atendidos rápidamente por los equipos sanitarios. Como si fuera poco, las autoridades también informaron que una quinta persona continúa desaparecida, por lo que las labores de búsqueda siguen en marcha.
De los fallecidos, tres murieron por ahogamiento de manera inmediata, luego de ser arrastrados con violencia por la gigantesca ola. La cuarta víctima, una mujer que sufrió lesiones de extrema gravedad tras ser impactada por el agua, fue rescatada por los servicios de emergencia en estado crítico. Los equipos lograron reanimarla en el lugar, pero su condición era muy delicada. Fue trasladada en helicóptero a un centro médico cercano, donde lamentablemente murió horas más tarde.
Los equipos de intervención actuaron con rapidez: personal de rescate, sanitarios y autoridades locales trabajaron de manera coordinada para asistir a los heridos y estabilizar a quienes presentaban mayor compromiso físico. Aun así, el resultado fue devastador.
El alcalde de la zona, Emilio Navarro, aseguró que lo ocurrido podría haberse evitado por completo. Explicó que el sector estaba cerrado desde el viernes debido a una prealerta por fenómenos costeros, que anunciaba olas de entre dos y tres metros de altura. Los accesos contaban con señalización visible en español, inglés y alemán, advirtiendo del riesgo y prohibiendo el ingreso. Sin embargo, todo indica que numerosos visitantes ignoraron deliberadamente estas advertencias, saltaron las barreras y se acercaron al borde de la piscina natural, exponiéndose a un peligro extremo.
Aunque estas piscinas suelen ser un atractivo turístico muy concurrido, su cercanía al mar abierto las convierte en zonas extremadamente peligrosas cuando el oleaje aumenta. En condiciones como las registradas este fin de semana, incluso una sola ola puede tener consecuencias fatales, tal como sucedió en este lamentable episodio.
