El pasado viernes, un operativo militar de gran escala llevado a cabo por Israel sobre territorio iraní resultó en la muerte de tres figuras de alto rango en el aparato de defensa de Irán. Entre los fallecidos se encuentra el comandante supremo de la Guardia Revolucionaria Islámica, el general Hossein Salami. Junto a él, también perdieron la vida el general Gholam Ali Rashid, jefe del comando estratégico Khatam al-Anbiya —uno de los órganos más importantes en la planificación militar del país— y el doctor Mohammad Tehranchi, rector de la Universidad Islámica Azad. La información fue confirmada por la agencia de noticias iraní Tasnim, que calificó el hecho como un martirio en manos del «régimen sionista», aludiendo al Estado de Israel.

Bombardeo de Israel a Irán.
Según comunicaron las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el ataque formó parte de una ofensiva que ha sido descrita como la primera etapa de una acción preventiva contra Irán. En esta operación, decenas de aviones de combate israelíes lanzaron bombardeos coordinados contra múltiples blancos militares estratégicos a lo largo del territorio iraní, incluyendo su capital, Teherán. Las FDI argumentaron que esta ofensiva es una respuesta directa a la creciente amenaza que, a su juicio, representa el avance del programa nuclear iraní, asegurando que «Irán nunca estuvo tan cerca de adquirir un arma nuclear como lo está ahora». Según el mismo comunicado, el gobierno israelí considera que la proliferación nuclear de Irán representa un riesgo inminente no solo para Israel, sino también para la estabilidad global.
Israel remarcó su determinación de proteger a su ciudadanía y dejó en claro que continuará ejecutando operaciones militares similares en cualquier punto que sea necesario. Como parte de esta política, el gobierno de Israel ordenó la suspensión de todas las actividades no esenciales y declaró un estado de emergencia nacional, medida anunciada por el ministro de Defensa, Israel Katz. La declaración fue realizada tras una reunión de alto nivel con autoridades militares, poco antes del inicio de la ofensiva denominada “Operación Am Kalavi”.

Desde la cartera de Defensa israelí anticiparon que es probable que Irán intente llevar a cabo una represalia en el corto plazo, con ataques mediante misiles o drones dirigidos contra el territorio israelí y su población civil. En un mensaje grabado y difundido en redes sociales, el primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó que el objetivo principal de esta incursión es debilitar la infraestructura militar iraní, incluyendo centros de producción de misiles balísticos y otras instalaciones clave de su aparato bélico. Subrayó que estas acciones tienen lugar en un “momento crucial en la historia”, justificando así la magnitud de la operación.
Por otro lado, medios de comunicación iraníes como Press TV confirmaron que algunas de las instalaciones nucleares más importantes del país, como la planta de Natanz, situada a unos 300 kilómetros al sur de Teherán, fueron blanco directo de los ataques. Otras ciudades como Khandab y Khorramabad también habrían sufrido bombardeos, según informó la agencia Mehr. La capital iraní, Teherán, registró daños en varios sectores residenciales, lo que obligó a activar el sistema de defensa aérea nacional ante la incursión de aeronaves enemigas en el espacio aéreo de la provincia.
Como consecuencia de la situación de emergencia, el aeropuerto Imán Jomeini de Teherán suspendió temporalmente todos sus vuelos, tanto de llegada como de salida, de acuerdo con un informe de la agencia estatal IRNA.
Este operativo bélico se produjo poco después de que el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, insinuara públicamente la posibilidad de una acción militar contra Irán, en un contexto marcado por las negociaciones nucleares que estaban programadas para llevarse a cabo en Mascate, capital de Omán. En declaraciones recientes, Trump expresó: “No quiero decir que sea inminente, pero no es improbable. La situación es simple: Irán no puede obtener armamento nuclear”.
Cabe destacar que el general Hossein Salami, quien encabezaba la Guardia Revolucionaria Islámica, había advertido reiteradamente que las fuerzas militares de su país estaban completamente preparadas para responder ante cualquier amenaza o agresión extranjera, y dispuestas a enfrentar cualquier escenario de conflicto que se presentara.