a creciente escalada del conflicto entre India y Pakistán sumó un nuevo capítulo cuando las Fuerzas Armadas de Pakistán denunciaron públicamente que Nueva Delhi habría llevado a cabo un ataque con misiles dirigido a tres de sus principales bases aéreas. De acuerdo con las declaraciones del portavoz militar pakistaní, Ahmed Sharif Chaudhry, los objetivos fueron las bases de Nur Khan, Murid y Shorkot, ubicadas en distintas zonas del país, incluyendo una instalación situada en las inmediaciones de Islamabad, muy cerca del cuartel general del ejército. Aunque varios de los misiles fueron interceptados por las defensas paquistaníes, el hecho marcó una seria agravación en las hostilidades bilaterales.
En respuesta a esa ofensiva, el Ejército pakistaní puso en marcha una operación de represalia a gran escala. Islamabad confirmó que llevó a cabo ataques con misiles contra infraestructuras militares relevantes del lado indio. En particular, se reportó la destrucción de un importante depósito de misiles Brahmos en Amritsar, ciudad situada en el estado norteño de Punjab, como parte de una operación bautizada bajo el nombre de “Operación Bunyanun Marsoos”.
A raíz del contraataque, las autoridades pakistaníes anunciaron el cierre total del espacio aéreo del país para vuelos civiles. La medida, según informó un vocero de la Autoridad de Aeropuertos de Pakistán (PAA), comenzó a regir a las 3:15 de la madrugada, hora local, y permanecerá vigente al menos hasta el mediodía del sábado.
Este nuevo intercambio de fuego ocurre en un contexto de alta tensión, desatado tras un atentado ocurrido el pasado 22 de abril en un enclave turístico de la región de Cachemira administrada por India. El ataque, que causó la muerte de 26 civiles, la mayoría turistas procedentes de distintas partes del país, fue atribuido por el gobierno indio a grupos armados apoyados por Pakistán. Islamabad, sin embargo, rechazó categóricamente esa acusación, negando cualquier vínculo con los responsables del atentado.
Desde entonces, la crisis no ha dejado de escalar, alcanzando su punto más álgido con el bombardeo efectuado el miércoles por India sobre presuntas bases terroristas en territorio pakistaní. En los días siguientes, ambas naciones se han acusado mutuamente de haber llevado a cabo ataques con drones. Las autoridades indias aseguraron que “Pakistán desplegó entre 300 y 400 drones” en una ofensiva múltiple dirigida contra numerosos puntos estratégicos dentro de su territorio.
Por su parte, el gobierno de Islamabad desmintió de forma tajante esas versiones. Según fuentes oficiales pakistaníes, sus fuerzas armadas lograron derribar “48 drones indios en las últimas 24 horas”, dejando en claro su capacidad de respuesta ante incursiones hostiles. En medio de este cruce de acusaciones, las perspectivas de distensión se alejan y la comunidad internacional observa con preocupación el deterioro acelerado de la estabilidad entre estas dos potencias nucleares.
