Un insólito avistamiento registrado en la naturaleza despertó gran entusiasmo y fascinación entre los usuarios de redes sociales, luego de que se viralizara un video que muestra a un curioso capibara albino interactuando con lo que parecen ser su madre y sus hermanos en su entorno natural. El material audiovisual fue grabado en la Reserva Mauricio López Lomba, ubicada en el departamento de Tacuarembó, en Uruguay. La presencia de este ejemplar tan poco común, con su pelaje completamente blanco, generó rápidamente repercusiones tanto entre cibernautas como entre especialistas en fauna silvestre, ya que esta coloración difiere radicalmente del típico tono marrón o castaño que caracteriza a los capibaras o carpinchos en estado silvestre.
El llamativo aspecto de este roedor, considerado el más grande del mundo dentro de su especie, captó de inmediato la atención del público debido a su rareza genética. Aunque el fenómeno fue registrado en Uruguay, es importante señalar que los capibaras albinos también podrían aparecer en otros países sudamericanos donde habita la especie común, tales como Argentina, Venezuela, Perú, Brasil y Colombia. Estas criaturas suelen poblar zonas húmedas y con vegetación densa, lo que les permite desplazarse con facilidad y encontrar alimento y protección en el ecosistema.
Sin embargo, a pesar de lo llamativo y enternecedor que puede resultar un capibara albino para quienes lo observan, esta condición genética conocida como albinismo representa una seria desventaja para su supervivencia en el medio silvestre. El albinismo se debe a una alteración en la producción de melanina, el pigmento responsable de dar color a la piel, los ojos y el pelaje de los animales. En el caso de los capibaras, la ausencia de melanina hace que su pelaje carezca de la tonalidad marrón que les permite mimetizarse con el entorno natural, como el barro, la vegetación o los cursos de agua donde suelen esconderse.
Esa falta de camuflaje convierte a los ejemplares albinos en blancos fáciles para los depredadores naturales, como jaguares, anacondas o caimanes, que pueden detectarlos con mayor facilidad. Además, los animales albinos suelen sufrir problemas visuales y sensibilidad a la luz solar, lo que los hace más vulnerables aún en su ambiente. Como resultado, estos capibaras tienen una esperanza de vida considerablemente menor que sus congéneres con pigmentación normal, ya que están más expuestos a riesgos constantes en su hábitat.
En resumen, aunque la imagen de un carpincho albino pueda parecer enternecedora e incluso inspirar ternura, su realidad es más compleja: esa condición que lo hace único a la vista, paradójicamente, también lo convierte en uno de los miembros más frágiles y desprotegidos dentro de su especie.
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